
Asciendes en la monotonía del pinar hacía el pico de la montaña. El esfuerzo te lleva a alcanzar la línea roja de tu límite, vacía tu mente y te invita a explorar en tu interior.
Este paisaje, dominado por un joven pinar, nos habla de una regeneración a lo largo de los últimos cien años, en los bancales de cultivo, en las laderas y en las lomas desforestadas en donde el ganado desplazó al bosque. La presencia de viejas sabinas y quejigos, además de otras especies, nos habla de la diversidad que pudo tener el anterior bosque primigenio.
