
Incendio Forestal en Corbalan (Teruel) / Agosto 2024
Una capa negra cubre el rostro de un paisaje hasta ayer verde. Incluso las rocas se han oscurecido por ese manto de las cenizas que, al quemarse el pinar, las sabinas y las carrascas, han comenzado a volar suspendidas en el aire caliente. Nos costará adaptarnos al cambio que nuestra retina percibe del paisaje de nuestra vida. Y, sin embargo, como en todas las desgracias, encontramos consuelo, pensando que si el viento hubiera cambiado de dirección habría extendido el incendio forestal hacia un bosque más denso que difícilmente hubiera sido posible salvar. Llegarán las lluvias para limpiar, para humedecer la tierra y hacer renacer la vida. Pasarán décadas y, de nuevo, se recuperará vigoroso el bosque, probablemente diferente al que nuestra memoria recuerde, porque será otra generación la que perciba la nueva fisonomía de un paisaje.
Angel Rafael Marco Barea- Teruel
*cartas a la directora de EL País – publicado el 24 de agosto de 2024
