
El recuerdo que conservo de mi abuelo Justo es el que refleja esta imagen del año 1961, seguramente mi primer verano. Él falleció en 1980 y a pesar de que, sin duda, a lo largo de esos veinte años envejeció, la fisonomía que guardo de su figura es la misma.
Al igual que su esposa, la abuela Concepción, el cuerpo refleja la dureza del trabajo desempeñado a lo largo de su vida, dolorido por la artrosis de las articulaciones castigadas por el esfuerzo y el impacto del frío y del calor, del contacto con el agua helada o la aspereza del mango de la azada, del hacha y del arado. Las manos que oculta estarían comenzando a deformarse por el hinchazón de las articulaciones. Cuantas veces con ellas ayudaría a parir a una oveja, acariciaría al becerro y estiraría de la placenta. Otras tantas agarraron el cuchillo para degollar al cerdo que los alimentaría durante el año.
La dentadura la fue perdiendo poco apoco hasta quedar un sólo diente. Con él era capaz de comer a mordiscos una manzana y al hacerlo saboreaba los recuerdos de una vida..
Vestido con pantalón, camisa, chaleco y chaqueta. Durante el invierno de pana negra. En el verano de algodón azul. Los días laborables con el viejo pantalón remendado.
El pelo cortado al cero y la cara bien afeitada.
Los domingos mi madre le preparaba una pequeña palangana con agua caliente para afeitarse. En los tiempos más lejanos lo hacía con una navaja que afilaba rozándola con suavidad en una tira de cuero. Cuando el pulso le fue traicionando utilizaba una maquinilla que se abría girando una rosca para colocar entre las placas de acero la fina cuchilla, que tras cerrarla de nuevo dejaba libre un pequeño filo en los bordes. Estas, al igual que la vieja maquina de cortar el pelo con la que mi padre lo rasuraba varias veces al mes, procedían de su estancia en California en los primeros años veinte del siglo pasado, cuando durante tres años trabajó en una gran serrería de Westwood.
Pero sobre todo conservo su mirada de dignidad. La ganó a lo largo de una vida en la que se mantuvo coherente, con el respeto a si mismo y a los demás.
