Llega la primavera y es momento de volvera recorrer caminos con la «cabrita».
En esta ocasión nos lanzamos a una ruta circular algo más exigente en distancia y dificultad. Tomamos tramos del recorrido de Montañas vacias, que recortamos para regresar de nuevo al punto de origen, la ciudad de Teruel.
Atravesamos La Muela, un cerro testigo de arcillas y yesos terciarios, cultivado de cereal casi en su totalidad. En su caída hacía el oeste forma un paisaje de carcavas, el llamado Barranco Rojo. Lo cruzamos por una pista flanqueada por un bosque de sabinas y carrascas para llegar al pequeño pueblo del Campillo. A partir de aquí nos adentramos en el pinar de rodeno, en un sustratos de arenisca del triásico. Primero alcanzamos la zona de la Laguna de Rubiales, después llegamos a la de Bezas, dos lagunas endorreicas que esta primavera están en un buen nivel de agua por las últimas y abundantes lluvias.
El siguiente destino es Bezas. Desde este pueblo nos aventuramos por caminos perdidos, con suelos calizos del jurásico, ásperos y permeables. Estamos cruzando un paisaje asilvestrado con bosquetes de sabinas y carrascas en los que se entremezcla campos del cultivo en su mayoría hoy abandonados. Hay mucha piedra suelta en la pista, lo que nos obliga a sortear piedras y en ocasiones pasar sobre ellas, la bicicleta no para de saltar. Alcanzamos la cola del embalse del Arquillo de San Blas. Desde aquí ascendemos hasta la Ermita de la Magdalena y entre campos de trigo y cebada llegamos al pueblo de San Blas y siguiendo la vega del Guadalaviar finalizamos la ruta en Teruel.
LA HITA 