
Benjamín es un vencejo, que se cayó del tejado.
Tiene las patitas cortas,
las alas rozan el suelo y no puede despegar.
En un rincón del bordillo se ha refugiado a gritar
sriiiiir – sriiiiir – sriiiiir – sriiiiir
ruuek – ruuek – ruuek
Una niña ha pasado,
lo ha cogido con dulzura entre sus manos
y lo aupado.
Con fuerza lo lanza al cielo.
Benjamín vuela de nuevo,
no dejará de volar,
hasta que el próximo año
cuando regrese de nuevo,
parara de nuevo en su nido para criar.
