
En la masada de Pilar
el día del esquileo es una fiesta mayor.
Recuerdos de quien no está.
Ilusión por los llegados.
Hay bizcocho, remojado con místela y con cazalla.
A la hora de comer chuletitas a la brasa.
Y tertulia en el café.
Hasta el perro tiene premio,
hoy no trabaja y debajo de las mesas va recogiendo los huesos.
Las gentes que han de esquilar
han llegado de muy lejos
de otras tierras, de otro lugar.
Las ovejas las sujetan con cuidado entre sus piernas,
mientras rasuran al animal.
Terminada la faena se las marca con el sello familiar,
el dibujo del hierro untado con brea se imprime en la piel de la pata trasera.
Las ovejas quedán frescas
soportaran el calor
del verano que se acerca.
Después la lana se lava
se carda y se hilará.
Con las madejas de lana
tejerán los calcetines, chaquetas y las bufandas, también la manta de cuadros,
que calor dan al pastor
cuando el frío de invierno
llegue hasta este lugar.
