
Una escars de la costa de Ses Salines
guarda el viejo Llautd
del pescador Pere.
El viejo pescador que vio a la Vell Marí en la Isla de Cabrera.
Cuando Pere marchó el barco se guardó.
Con él un baúl de recuerdos.
Una nina mallorquina
se acercó hasta a la escars
y encontró el Llautd abandonado.
Su madera resquebrajada y seca
apenas conservaba la pintura de color verde.
Aspero y sucio no podía deslizarse por las aguas.
Con cuidado fue lijando la madera,
con aceite de linaza recuperó la dulzura
y con un pincel fue coloreando de nuevo el casco.
En el puerto consiguió tela para extender las velas en el mástil.
Por la rampa de troncos de viejos pinos los fue deslizando de nuevo hasta el mar.
Recuperó la alegria.
Cuando salió a navegar
mientras cruzaba las olas
le fue contado a la nina los recuerdos de Pere
cuando cada amanecer partía sin rumbo por el mar .
Desde el puerto de la Colonia San Jordi,
la nina y el Llaud
cada día navegaban hasta Cabrera.
Allí, una mañana
la Vell Marí les saludó.
oh-oh-oh
aulló y silbo al reconocer al viejo Llautd.
Se acercó a la barandilla
y la invitó a nadar en las azules aguas de la Mediterránea.
