CRUZANDO EL MEDITERRÁNEO

Hace unas semanas aprovechando la hospitalidad de la familia cruzamos el Mediterráneo desde Palma de Mallorca. Lo hacíamos en avión y en el trayecto hasta Grecia fuimos divisando Córcega, Sicilia, la bota de Italia y entrando al Peloponeso desde la ventanilla veíamos multitud de islas del archipiélago del país helénico.

Eramos conscientes de que a nuestros pies una flota de barcos navegaban en dirección a Palestina denunciando los crímenes de guerra y el genocidio que Israel esta produciendo en Gaza, para romper el cerco que impide la entrada de ayuda. Los países ribereños del Mediterráneo a lo largo de la historía han estado sometidos a conflictos a pesar de que la voluntad de sus gentes es la de hermandad. Las guerras las promueven intereses económicos que benefician los intereses de las minorías, sacrificando sin piedad la vida de la población civil. Quienes que ocupan la cúspide del poder político y económico, desencadenan conflictos como del poder sionista de Israel dirigido contra la población civil palestina.

Nos dirigimos a la cuna sobre la que se asienta la civilización europea. Llegados a Grecia hemos comenzamos por recopilar información de su Geología, protagonista del relieve del país, la base en la que se asienta su paisaje.

Un mosaico compuesto de altas montañas, mares azules y más de seis mil islas.  Un accidente geológico, resultado de millones de años de violentos movimientos de la tierra a escala planetaria.

Comienza hace unos 250 millones de años, cuando los continentes se habían unido en una sola masa de tierra que los geólogos han llamado Pangea.

El lugar que un día se convertiría en Grecia se encontraba en la costa sur de lo que eventualmente se convertiría en Europa y en el borde norte de un gran océano llamado Tetis. En el extremo sur de Tetis se encontraba el continente que algún día se convertiría en África.

La corteza terrestre no es toda la misma, ni es una sola unidad. La corteza que forma los continentes es muy gruesa; De 30 a 40 km (de 18,6 a 24,85 millas) de espesor, y aún más bajo las cadenas montañosas. La corteza debajo de los océanos es bastante delgada, sin embargo, solo tiene alrededor de 7 km (4,3 millas) de espesor.

Además, la corteza no es una sola unidad, sino que se divide en trozos de varios tamaños conocidos como placas tectónicas. Estas placas se mueven entre sí porque están literalmente flotando sobre la capa deformable del manto superior debajo de ellas, de la misma manera que un barco flota en el mar.

En algunos lugares, estas placas se mueven juntas y donde la corteza oceánica se empuja hacia la corteza continental, la corteza oceánica más delgada es forzada debajo de la corteza continental más gruesa y hacia el manto, donde comienza a hundirse y derretirse. Los geólogos llaman a este tipo de límite de placa una zona de subducción.

El paisaje y la geología griegos que vemos hoy están aquí debido a una zona de subducción. 

En la fase compresiva, hace unos 150 millones de años, el gran continente de Pangea comenzó a romperse. La placa africana comenzó a moverse hacia el norte y el océano Tetis comenzó a encogerse. El movimiento hacia el norte de África significó que la corteza oceánica debajo de Tetis fue subducida bajo el borde sur de la corteza continental de Europa.

A medida que la corteza oceánica debajo de Tetis se deslizó debajo de la corteza continental de Europa, todas las rocas que se habían formado en el fondo del océano durante muchos millones de años fueron arrancadas por el borde de ataque del continente europeo. Estos raspados de roca, que habrían tenido cientos de metros de espesor y muchos kilómetros de largo, se apilaron uno encima de otro en el extremo sur de Europa.

Este montón de rocas (los geólogos lo llaman nappe) probablemente tenía muchos kilómetros de espesor al final. Contenía todas las rocas que eventualmente formarían la geología de Grecia, pero en una enorme pila y todas en un solo lugar.

Millones de años de meteorización y erosión han derribado los conjuntos de rocas de modo que para el observador casual de hoy parecen ser una sola unidad.

En la fase tensiones, hace unos 65 millones de años, el continente de África finalmente colisionó con el continente de Europa y cerró el Océano Tetis para siempre. Eventualmente renacería como el Mar Mediterráneo.

Cuando dos placas continentales se juntan no hay subducción, ya que ambas son demasiado gruesas. En cambio, los continentes mismos se deforman y se crean montañas. En el oeste, esta colisión formó las montañas alpinas; en el este formó las montañas de los Balcanes.

En estas áreas montañosas, la colisión continental destruyó la zona de subducción, pero en el área intermedia, donde se encuentra la Grecia moderna, la zona de subducción permaneció activa.

Aunque África ya no podía moverse hacia el norte tan rápido como lo había hecho, la placa oceánica en el área de Grecia todavía se estaba hundiendo en el manto. A medida que se hundía, la propia zona de subducción retrocedía hacia el sur.

Cuando las rocas se someten a tensión, se rompen y provocan fallas normales. Un lado de la falla se mueve hacia abajo sobre una superficie inclinada para aliviar la tensión. Las fallas normales a menudo ocurren en paralelo y en enjambres que dejan áreas alternas de terreno alto con terreno más bajo en el medio.

El retroceso de la zona de subducción provocó enjambres paralelos masivos de fallas normales. Debido a que la zona de subducción está fija en el este y también en el oeste, el retroceso creó un arco, un arco que se expande constantemente a medida que avanza el retroceso.

En el Canal de Corinto donde las están muy bien estratificadas; podemos ver capas amarillas, blancas, rojas y negras.

Si observa un mapa topográfico de Grecia hoy, puede ver cómo una zona de subducción, comenzando aproximadamente en el área del norte del mar Egeo y rodando hacia el sur en un arco expansivo, crearía la apariencia “rasgada” y “rasgada” que tiene Grecia hoy. También puede ver cómo las fallas regionales crearon la serie alterna de altas cordilleras e islas, con llanuras bajas o mar en el medio.

Las montañas Pindus, por ejemplo, la columna vertebral de la Grecia continental, corren hacia el sureste en un arco suavemente curvado. A ambos lados hay llanuras bajas. Estas montañas, como tantas otras en Grecia, están limitadas por fallas regionales masivas.

El arco en expansión de la zona de subducción también causó fallas locales extensas. En Creta, por ejemplo, todas las cadenas montañosas están delimitadas por fallas. Se mantienen erguidos porque el suelo a su alrededor se ha derrumbado debido a una falla. En toda Grecia se pueden ver estructuras delimitadas por fallas locales similares.

Hay muchos volcanes en Grecia: en Santorini, Milos, Nisiros, Methana, Sousaki, etc. Algunos están activos, como Santorini ; la mayoría están inactivos, como Milos, y uno o dos están extintos, como Sousaki.

Si miras de cerca, todos los volcanes griegos se asientan en un arco que es paralelo al arco de la zona de subducción, pero está al norte unos 100 km.

A medida que la placa oceánica se hunde profundamente en el manto, comienza a derretirse. El magma de la placa de fusión sube a la superficie donde entra en erupción, formando volcanes.

Las aguas termales de Thermoplyae (de fama espartana) se encuentran en un extremo de este arco volcánico; las aguas termales de Pamukkale en Turquía se sientan en el otro. En el medio se encuentran todos los volcanes griegos, formados sobre el lugar donde, en lo profundo del manto, la corteza oceánica subducida se está derritiendo.

Pero la geología continua cambiando. La zona de subducción hoy discurre en un gran arco, bajando por el lado occidental de las islas Jónicas, alrededor del Peleponnese y al sur de Creta luego girando hacia el norte nuevamente pasando Kasos, Karpathos y Rhodas.

Sin embargo, Grecia y la geología que vemos hoy no son un punto final; es simplemente como están las cosas ahora.

La zona de subducción todavía está activa, la placa oceánica todavía está descendiendo mientras África avanza hacia el norte. La zona de subducción todavía está retrocediendo y el arco todavía se está expandiendo. Es por eso que tenemos tantos terremotos en Grecia: continúa siendo destrozados por las fuerzas tectónicas.

También nos documentamos sobre su historia. Civilizaciones que se remontan a varios miles de años atrás, a lo largo de los que homo sapiens ha dejado y sigue dejando su huella en el territorio.

Lo que hoy en día conocemos como Grecia no coincide exactamente con los que en el mundo antiguo se llamaba así. Para los antiguos griegos, Grecia también incluía una parte de la actual Turquía.

Las tierras que comprendían la antigua Grecia eran ásperas y montañosas, y por este motivo la agricultura era una práctica muy difícil. Los principales cultivos de esta zona eran los cereales, los olivos y la vid, de donde los griegos extraían sus principales alimentos: el pan, el aceite y el vino. Debido a la pobreza de estas tierras, los griegos se vieron obligados desde muy pronto a fijarse en una nueva fuente de riqueza: el mar. De este modo, los griegos se convirtieron en grandes marineros que comerciaban con todos los pueblos del Mediterráneo.

En la edad de Bronce los minoicos tuvieron el centro de su actividad política y económica en la isla de Creta, donde construyeron grandes palacios que han salido a la luz tras modernas excavaciones arqueológicas. Esta civilización basaba su riqueza en el comercio marítimo, llegando a dominar todo el Mediterráneo Oriental con su flota. Pese al gran desarrollo cultural y económico que alcanzó la sociedad minoica, los terremotos y otros desastres naturales destruyeron sus palacios y pusieron fin a esta civilización.

Tras la desaparición de los minoicos, unos invasores del norte de Europa se instalaron en la Península Balcánica y las islas del Egeo: los micénicos. Imitaron el modelo de los palacios minoicos y gracias a su dominio de técnicas de guerra, como el uso del carro de combate lograron hacerse con el control del Mediterráneo Oriental durante varios siglos. Algunas ciudades micénicas se unieron para atacar a la poderosa ciudad de Troya, en la costa de la actual Turquía, desencadenando una guerra que siglos después cantará el poeta Homero en su “Ilíada”. Los micénicos ya hablaban griego, pero aún no utilizaban el alfabeto sino un sistema de escritura diferente conocido como Lineal B.

Llegados a la época Arcaica, tras la caída del mundo micénico, Grecia entró en un periodo de retroceso que se conoce como Edad Oscura. Durante siglos desapareció la escritura, así como otras muchas manifestaciones artísticas. A partir del siglo VIII a.C. comienzan a surgir las “polis” griegas, ciudades independientes gobernadas por la aristocracia. En algunas “polis” determinados individuos, los tiranos, se hicieron con el poder y desplazaron a la aristocracia durante un tiempo.

En esta época los griegos copiaron el modelo de escritura de los fenicios y crearon el alfabeto griego, gracias al cual comenzaron a escribir sus primeras obras literarias, dentro de las cuales destacan la “Ilíada” y la “Odisea” del poeta Homero.

Los griegos de época arcaica comenzaron a agruparse en ciudades, llamadas en griego “poleis”. La ciudad griega era una estructura independiente que tenía sus propias instituciones de gobierno y su propia religión. Las “poleis” más importantes fueron Atenas, Esparta, Corinto, Mégara, Tebas…

Dada la pobreza de la tierra griega y el aumento de la población que se vivió en este periodo, muchas “polis” decidieron enviar fuera a una parte de su población para que fundaran nuevas colonias en todo el Mediterráneo. De este modo, la cultura griega se extendió por zonas como el Sur de Italia, la llamada Magna Grecia, y las costas de la Península Ibérica.

A finales del siglo VI a.C. el Imperio Persa invadió la Península Balcánica y con ello se produjo el estallido de las Guerras Médicas, que durante décadas enfrentaron a griegos y persas. En este conflicto, las principales ciudades griegas, Atenas y Esparta, se unieron para hacer frente al invasor, al que derrotaron en batallas terrestres, como Platea y Maratón, y navales, como Salamina. En esta guerra tuvo lugar también el famoso enfrentamiento de los trescientos espartanos del rey Leónidas contra los persas en las Termópilas.

Ya en época Clásica una vez los persas fueron expulsados de suelo griego, Esparta y Atenas se hicieron con el control del resto de las “poleis” griegas, que se aliaron a uno o a otro creando la Liga del Peloponeso, liderada por Esparta, y la Liga de Delos, liderada por Atenas.

La época clásica es el periodo de mayor esplendor de la cultura griega. Atenas se convirtió en un centro de gran desarrollo de la cultura, especialmente en el siglo V a.C. En este periodo se construyeron grandes templos, como el Partenón en la Acrópolis, y se escribieron grandes obras literarias, como las tragedias de Sófocles, Eurípides y Esquilo. En filosofía destacaron Sócrates y su discípulo Platón.

En Atenas se instauró el primer sistema democrático gracias a la labor de políticos como Pericles. En la democracia ateniense todos los ciudadanos varones mayores de edad podían participar en las asambleas y ser elegidos como magistrados. Ni las mujeres ni los esclavos tenían derecho a voto ni podían ser elegidos para ningún cargo. Pese a sus defectos, la democracia griega fue la inspiración para crear las democracias modernas que hoy existen en la mayor parte del mundo.

La ciudad de Esparta, por el contrario, mantuvo un sistema aristocrático en el que unas pocas familias dominaban al resto de la población. En esta ciudad, toda la actividad económica y social estaba dirigida a la creación de un poderoso ejército de infantería.

Pese a este esplendor cultural, Atenas no pudo evitar que su rivalidad con Esparta acabara convirtiéndose en una guerra abierta, la Guerra del Peloponeso, que enfrentó a ambas ciudades durante varias décadas. Finalmente, a finales del siglo V a.C. Esparta derrotó a Atenas y acabó con el esplendor de esta ciudad, imponiendo su dominio a toda Grecia durante buena parte del siglo IV a.C.

A mediados del siglo IV a.C. Macedonia, un reino del norte de Grecia comenzó a adquirir gran poder e influencia sobre el resto de las ciudades helenas. El rey Filipo II consiguió derrotar a algunas de las “polis” más poderosas, como Tebas y Atenas, y someterlas al dominio macedónico.

Sin embargo, fue su hijo Alejandro, conocido como Alejandro Magno, el que llevó a Macedonia a su máximo apogeo. Tras consolidar su dominio sobre las ciudades griegas, Alejandro Magno emprendió una expedición contra el poderoso Imperio Persa, al que derrotó en sucesivas batallas. Alejandro conquistó con sus ejércitos una gran cantidad de territorios, como Babilonia, Persia, Egipto e incluso parte de la India. Sin embargo, murió muy joven, dejando sólo un niño muy pequeño para heredar su imperio. Con la muerte de Alejandro en el año 323 a.C. termina el periodo clásico de la historia de Grecia.

Comenzó la época Helenística. Alejandro Magno no dejó un heredero mayor de edad capaz de sucederle en el trono, por lo que sus amigos y generales emprendieron tras su muerte una serie de guerras para repartirse los restos del Imperio. El resultado fue la aparición de una gran cantidad de reinos sobre lo que antes eran Macedonia y el Imperio Persa. Los más importantes fueron el Reino Seléucida, fundado por Seleuco, general de Alejandro Magno, y el Egipto Ptolemaico, fundado por Ptolomeo, otro de los generales.

Lo más importante de este periodo es la extensión de la cultura griega en zonas en las que antes dominaban otras civilizaciones. Se produjeron de esta forma nuevas creaciones culturales de gran interés que llevaron a la civilización griega a nuevas cotas de desarrollo literario, artístico, científico y filosófico. En todos los reinos helenísticos se adoptó el griego como lengua de comunicación.

Estos reinos, sin embargo, se embarcaron en un interminable proceso de guerras entre ellos para lograr la hegemonía de unos sobre otros, un proceso que les llevó a una gran debilidad militar. Mientras tanto, una nueva potencia, Roma, estaba surgiendo en Occidente y, tras haber conquistado todo el Mediterráneo Occidental, se lanzó a dominar uno tras otro todos los reinos helenísticos. Los reinos griegos fueron siendo derrotados por Roma, quedando anexionados como provincias del Imperio Romano. El último que cayó en manos de Roma fue el Egipto Ptolemaico, dominado en aquel entonces por la reina Cleopatra VII. La intervención de la reina en las guerras civiles romanas y su relación amorosa con el general Marco Antonio, llevará a Octavio Augusto, su rival, a atacar Alejandría, la capital del reino y a añadir todo Egipto al Imperio Romano. La reina Cleopatra se suicidó en su palacio, prefiriendo la muerte a convertirse en prisionera de Octavio. Con ella moría la historia de Grecia como entidad independiente.

La cultura griega, sin embargo, perduró a lo largo de los siglos, pues los propios romanos la adoptaron como suya y la perpetuaron a lo largo de los siglos hasta nuestros días.

Tas la caída del Imperio Bizantino en 1453, la mayor parte del territorio de Grecia quedó bajo dominio otomano durante casi cuatro siglos, hasta la Guerra de Independencia griega de 1821-1829, que dio lugar al Reino de Grecia en 1830. En el siglo XIX y principios del XX, Grecia amplió su territorio con las Guerras Balcánicas (1912-1913).

Desde 1899 las bandas armadas búlgaras actuaban en Macedonia para lanzar la consigna de la futura anexión. Atacando principalmente a los turcos consiguieron arrastrar también a poblaciones griegas a que colaborasen con ellos. La situación en Macedonia empezó a ser crítica y a conmover a Grecia y a Serbia. En abril de 1903 los terroristas búlgaros hicieron estallar dentro del puerto de Salónica un vapor francés y llevaron a cabo otros atentados contra trenes y estaciones.

Con la llegada a Grecia de millón y medio de refugiados penetraron nuevos modelos culturales que encontraron su expresión en todos los aspectos de la vida cotidiana, desde la cocina y las costumbres de la mesa hasta las formas de esparcimiento popular.

Destaca el canto rebético como forma de expresión de los marginados aunque existía ya en Grecia con anterioridad. Con el influjo de los refugiados y la miseria social de las clases obreras adquirió una dimensión más amplia. Los atenienses visitaban los barrios marginales poblados por los refugiados para escuchar sus canciones, en pequeñas tabernas sin luz eléctrica, mientras tomaban vino y tapas preparadas a la manera de Esmirna. Con el tiempo los atenienses imitarían estos hábitos.

La migración durante los primeros años del s. XX fue muy alta. Se calcula en unas 200.000 personas las que emigraron de la Grecia libre a otros países. Esto privaba al país de brazos útiles para su desarrollo y las remesas de dinero a sus familias no podían contrapesar el daño que sufría la economía nacional.

En La Primera Guerra Mundial y la Guerra Greco-Turca (1919-1922), sufrió la catástrofe de Esmirna y un gran intercambio de población con Turquía.

Durante la Segunda Guerra Mundial fue ocupada por Italia y Alemania, seguida de una guerra civil (1946-1949) entre monárquicos y comunistas.

El partido Comunista Griego (KKE), aprovechando las divisiones de los partidos burgueses, desarrolla gran actividad. Por su iniciativa se funda en agosto de 1941 el Frente Nacional de Liberación (EAM) y en su seno se acogen no sólo quienes sustentan ideología comunista o de la izquierda, sino también todos los griegos que, aunque posean convicciones políticas diferentes, quieren combatir al invasor. En diciembre de 1942 había extendido su red organizativa a casi toda Grecia.

Las divisiones ideológicas y las ambiciones personales obstaculizan la colaboración conjunta de los grupos de la resistencia y la creación de un frente común contra los dominadores. La resistencia de los griegos se agranda paralelamente con las derrotas de los alemanes en el frente oriental. Después de mayo de 1943 se liberan las zonas occidentales del país, desde el golfo de Corinto hasta la frontera albanesa.

Hay que añadir a las numerosas muertes las de la comunidad hebrea. Sabemos al menos de 45.000 judíos que fueron trasladados de Salónica a los campos de concentración.

Desde la primavera de 1941 Grecia sufrió una triple ocupación. El enfrentamiento político y militar entre el ELAS “Ejército de Liberación nacional Griego” y el EDES”Liga nacional Democrática Griega”, sobre todo a lo largo de 1943, es considerado como el primer acto de la Guerra Civil griega. La participación del Reino Unido es decisiva apoyando al EDES porque representaba una opción política más asumible por el gobierno británico de cara a la posguerra. 

El 3 de enero de 1945 asume el poder Plastiras. El general Papagos, al mando de las fuerzas gubernamentales, vence finalmente a sus contrarios en el monte Gramos. El Partido Comunista y otras organizaciones izquierdistas son disueltos. Las víctimas de la guerra civil se calculan en 158.000, y entre 50 y 100.000 los que cruzaron la frontera griega y se refugiaron en los países vecinos. En el plebiscito del 1º de septiembre el pueblo griego acepta el retorno del rey Jorge II a Grecia por un 68%.

De la rivalidad de las grandes potencias, emerge el Plan Marshall, la ayuda militar y económica de los Estados Unidos, de la que se beneficiará Grecia.

La economía del país llegará a sus niveles de preguerra en torno a 1952. A partir de ese año las ramas industriales, especialmente la elaboración de metales y la electricidad, mostraron un brusco crecimiento de producción. Pese a todo en 1955 la economía del país continuaba siendo básicamente agrícola. 

«La realidad actual de un país está basada en la historia de ese país», se repetía en las clases de historia. Grecia se adapta perfectamente a esta afirmación. Su realidad catastrófica de hoy no dista mucho de la realidad catastrófica de hace casi 3.000 años, cuando terminaba la «Oscuridad Griega». 

La historia de la Grecia actual está basada en tres palabras griegas antiguas, mal traducidas: Arcaica, Tyranus y Polis, palabras que fueron desvirtuadas con el tiempo, «Arcaica» mal traducida como antigua o pasada de moda, «Tyranus» mal traducida como tirano o dictador y «Polis» mal traducida como ciudad o pueblo. 

Grecia comenzó el siglo XX, (su nueva época Oscura), participando en la guerra de los Balcanes, contra el debilitado Imperio Otomano, esta guerra va cambiando de nombre, y llega hasta 1923, tras la primera guerra mundial, con el éxodo forzoso de 400.000 musulmanes de Grecia a Turquía, y más de un millón de cristianos ortodoxos griegos, de Turquía a Grecia. Este ingreso descontrolado de personas crea problemas sociales y económicos, que derivan en la llegada al poder de Ioannis Metaxas, un general y político que impone el estado de emergencia, el 4 de agosto de 1936, y da comienzo al periodo del fascismo griego, que a la muerte de Metaxas, en 1941, derivo en una guerra civil en donde el partido comunista griego lucho primero contra el invasor ejército nazi de Adolf Hitler, y a partir de 1944 intenta derrocar a la monarquía democrática, esta lucha fratricida llega hasta 1950, dejando la población devastada y dividida. La izquierda griega, dirigida por el partido comunista apoyado por la URSS, intento en varias oportunidades llegar al poder, hasta que en 1967 un grupo de coroneles (apoyados por USA), se alzaron para hacer frente a lo que ellos llamaban el «peligro comunista», instaurando una dictadura militar y suprimiendo las libertades políticas, caso similar al ocurrido en Chile y Argentina. El 1 de junio de 1973 la junta militar abolió la Monarquía y proclamaron la República, en 1974 se hizo un referéndum para restaurar la monarquía que resultó negativo, confirmándose como una república democrática. En 1974 tras la caída del régimen dictatorial, Grecia entró en la tercera ola democratizadora.

El siglo XXI trajo la bancarrota a Grecia. En los últimos 3.000 años Grecia fue un lugar de visita obligada en el Mediterráneo. Pasó de ser un pueblo conquistador visitado por comerciantes, a uno conquistado visitado por turistas. Justamente «la industria del turismo» es hoy su principal fuente de ingresos, y por esa razón, quienes tienen trabajo en la actualidad, dependen del gobierno o del turismo, ya que todo el aparato agro-industrial fue desapareciendo desde el 2008.

Tras la crisis económica, Grecia se centró en la recuperación financiera y en cumplir con las reformas exigidas por la Unión Europea y el FMI. Hubo recortes, privatizaciones y medidas de austeridad, lo que permitió salir oficialmente de los programas de rescate en 2018. Desde entonces, ha buscado atraer inversión extranjera, modernizar su economía y reducir el desempleo, aunque los efectos sociales de la crisis tardaron en mejorar.

Actualmente, Grecia muestra signos de recuperación económica con crecimiento moderado, descenso del desempleo y aumento del turismo como motor principal. Sin embargo, persisten retos como la deuda pública elevada y la emigración de jóvenes cualificados. Socialmente, el país enfrenta el envejecimiento de la población, integración de migrantes y presión en los servicios públicos, aunque la estabilidad política reciente ha favorecido inversiones y reformas.

La Grecia de hoy se parece a la Grecia del periodo Arcaico, cuando en el siglo VII a. C. la situación se hizo insostenible, y surgieron grupos de líderes con ideas diferentes sobre la organización de las Polis, lideres con ideas de defender los intereses de los más desfavorecidos, que contaban con la simpatía del Demos, (campesinos), pues llevaban a cabo políticas en contra del abuso de la Aristocracia y con el objetivo de lograr sociedades más justas dentro de las Polis. Hoy la «Aristocracia» política que defiende a los bancos y financieras esta chocando contra los ciudadanos «Polis» y los campesinos «Demos» que se cansaron de vivir en un mundo de segunda. Así como en 1989 cayó el comunismo y en el 2008 estalló el capitalismo, ahora vemos nacer el ave Fénix de una tercera opción, más real, más cercana a una sociedad más justa. Y otra vez Grecia, al igual que hace 3.000 años, será el punto de partida, la antorcha a seguir.

Las enérgicas reformas emprendidas han convertido a Grecia en una de las economías de más rápido crecimiento de Europa. Pero en las calles se observan grandes desigualdades y altos niveles de pobreza que contrastan con el nivel adquisitivo del turismo que llega y la población griega.

Factores ambientales naturales y la incidencia de la actividad humana han favorecido la vegetación que hoy encontramos en el país. Una vegetación mediterránea, dominada por matorrales con el tomillo, el romero y el lentisco, ademas de olivos, cipreses y pinos. en zonas montañosas aparecen los bosques de encinas, castaños y abetos, mientras que las islas y áreas costeras con más secas, con arbusto resistentes a la sequía.

Nuestro viaje tiene «el campamento base» en Lavrio y la playa de Paralía. Aquí se localiza la casa de José María, que junto a su hijo, nuestro sobrino, son nuestros anfitriones.

Descansamos junto a la playa de Paralía. Desde allí a través de sendas que siguen el perfil de la costa nos desplazamos hasta el Cabo Súnion, donde se levanta el templo de Poseidón. De él dice Xavier Moret, autor del libro de viajes de referencia que seguimos, «Grecia, viaje de otoño»:

Paisaje rodeado de cerros pelados y blanquecinos, de una ruralidad que podría ser entrañable si no fuera por la herida de muerte por la imparable expansión de unos pueblos que han cometido el error de estar demasiado cerca de la gran ciudad: campos de olivos prisioneros de autopista, cabras de pastores entre vertederos y montes de chatarra, naves industriales, hipermercados de estética horrible y casas a medio construir…

Llegamos con tiempo para pasear en torno a las piedra del templo y sentir sus piedras azotadas por el el viento del mar, como nos advierte Xavier Moret, junto a decenas de autobuses, vehículos que han llevado a varios cientos de turistas desde Atenas a contemplar, como nosotros la puesta de sol. Entre tanta multitud encuentran refugio un bando de perdices rojas que se pasea entre los pies de la gente saltado de piedra en piedra por estas ruinas milenarias.

El templo fue construido entre los años 444 y 440 a.C, momento en que Atenas frenó la amenaza de los persas en la batalla de Salamina.

Nuestro anfitrión el fin de semana nos conduce por un recorrido siguiendo el norte de la península de Peloponeso, a la que llegamos cruzando el canal de Corinto. Este tajo en el terreno inaugurado en 1893 favorece el transito de barcos, que sin él tendrían que recorrer 400 kilómetros de costa para comunicar el mar Jónico y el Egeo. Todavía se aprecia en el terreno restos del camino antiguo, que por tierra realizaba el mismo trayecto para ahorrar tiempo a las distancias.

Es una mañana de domingo en que José María nos actúa de guía y conductor para visitar Epiaduro. Teatro del siglo IV a.C, en un estado de conservación tal que 2000 años después podría seguir cumpliendo con sus funciones.

Dedicado al dios Dionisio:

Dionisío según la mitología era hijo de Zeus y una mortal, Sémele, hija de Cadmo, rey de Tebas. Quien al quedar embarazada de seis meses, Hera, la celosa esposa de Zeus, la indujo a pedirle al dios que se presentara ante ella como era en realidad. Al aparecer Zeus entre rayos y truenos, el palacio ardió y Sémele murió. Zeus, con la ayuda de Hermes, rescató el feto de seis meses y se lo cosió en el muslo para incubarlo los meses que faltaban. Al nacer Dionisio, Hera lo entregó a los titanes, que los descuartizaron e hirviéron. Gracias a su abuela Rea, Dionisio sobrevivío pues esta pacientemente juntó los fragmentos y lo hizo revivir. Protegido desde entonces por las musas, Hera siguió sin aceptar que Zeus lo reconociera como hijo, y lo condenó a vagar por el mundo, de orgía en orgía y de batalla en batalla. Rea de nuevo lo salvó, y Dionisio se dedicó a propagar el cultivo de la viña y la alegría del vino. Se convirtió en un dios bello, promiscuo y ebrio, con alma de mujer, al que dedicaron festivales y ritos esotéricos entre los que se encuentra el origen del teatro.

De allí nos trasladamos Nauplia. Ciudad a orilla del mar, en cuyo puerto anclan barcos de diversos tamaños. Paseamos por sus calles estrechas, acogedoras a pesar de la multitud que como nosotros esta mañana de domingo han decidido visitarla. Es un pueblo costero agradable, con la gran fortaleza en su alto y el castillo que ocupa todo el espacio de la isla de Burtzi en medio del puerto

Junto al puerto degustamos una lubina en la terraza de uno de los restaurantes y emprendemos de nuevo ruta para llegar a la ciudad de Micenas. La gran ciudad de la edad del bronce situada en lo alto de un valle fértil que desemboca en el mar. Su puerta de los leones nos abre el paso para conocer su historia, que como en tantas otras concluyó en catástrofe y dolor para su población.

La tarde llega a su fin y a pesar de los muchos kilómetros que quedan por recorrer de esta península con la multitud de ciudades, espacios arqueológicos y paisajes naturales que encierra, hemos de regresar a Lavrio.

Los días siguientes visitamos Atenas. En una de las ocasiones acompañados de nuestra hija Alicia, que se ha unido a estos días de viaje.

Desde la Colina de Filapapoou a atardecer comprobamos la amplia extension de la ciudad. Nosotros solos nos adentramos para visitar la Acrópolis, en donde es difícil abrirse paso entre tanto turista.

Desde la Plaza Sintagma callejeamos por sus calles de Monastiraki y Plaka, que conservan a pesar de su paulatina transformación de sus comercios hoy orientados a souvenir, el sabor de lo que fueron y un aire oriental en el que se nota la influencia de la etapa de ocupación por imperio otomano. Un sabor oriental quiero que queda en los olores que desprenden tiendas y restaurantes, también el sabor de su gastronomía. Aún quedan tiendas de anticuarios, de cuerdas, sacos que desprenden el recuerdo de un tiempo pasado, que sin embargo aquí se mantiene.

Hemos paseado también por sus parques sin olvidarnos de visitar el relevo de la guardia por soldados ataviados por la tradicional falda, fustanella, con 400 pliegues, tantos como años estuvo Grecia ocupada por el Imperio Otomano.

Frente al espectáculo de los soldados, se sitúa a modo una pequeña asamblea ciudadana con diversas reivindicaciones, rodeado velas y mensajes diversos, cuyo origen parece ser el recuerdo de Dimitris Christoulas, el farmacéutico jubilado que se suicido el 4 de abril de 2012 ante la impotencia de no poder vivir con dignidad en un país que abandonó a sus ciudadanos. El halo de prosperidad, la que probablemente trasladamos los turistas llegados al convertir viajar en un objeto más de consumo auspiciado por los vuelos low cost, no se corresponde con la realidad en el mundo y en nuestras ciudades de equidad y justicia, no puede ocultar la miseria de aquellos ciudadanos desplazados, aquí reflejado en familias con niños viviendo en portales y pidiendo limosna en las esquinas.

Ante la grandiosidad de la Acrópolis de Atenas y su Páternon nos sentimos insignificantes. Ver las ruinas de una civilización cojo esta nos muestra nuestra fragilidad. En estos tiempos en que el mundo vuelve a mostrarse capaz de resolver sus diferencias con las armas, no podemos dejar de pensar en el futuro, no ya de nosotros en la última etapa de nuestra vida, si no el de quien nos preceden. Nuestros hijos y nietos a quienes sentimos no estar dejando, a pesar de las apariencias que muestra el consumismo y este sistema capitalista, un mundo mejor.

El último fin de semana José María nos lleva a visitar Delfos y Meteora. Nos adentramos en la montaña que se eleva desde la extensa llanura de Tesalia. El paisaje nos adentra en una Grecia distinta a la que nos sugerían las imágenes de las islas y el mediterráneo. Las montañas una vez más fueron refugio para los perseguidos.

Delfos cuya ruinas se rescataron del pueblo levantado sobre ellas, que fue trasladado a su emplazamiento actual, es una mirada el paisaje del entorno. A lo largo de la ladera vamos contemplando las huellas de su pasado, que se nos muestra en todo su esplendor al visitar las estatuas y restos más valiosos que se conservan en su museo al pie del yacimiento.

Xavier Moret nos da varias referencias de su origen:

La mitología no dice que, para averiguar dónde estaba el centro de la tierra, Zeus soltó dos águilas que volaron en direcciones opuestas, convencido de que el lugar donde se encontraran sería el centro del mundo. Y resulto ser Delfos, en la vertiente sur del Parnaso, montaña de 2457 metros consagrada a apolo y a las ninfas, donde se dice que residían estas. Allí fue donde construyeron un santuario dedicado a Apolo y colocaron ónfalos, la piedra que indicaba el ombligo del mundo

Más allá de la mitología. Delfos es famoso sobre todo por oráculo, que tiene sus raíces en los tiempos micénicos y era oficiado por las pitonisas, mujeres que habían heredado el poder adivinador de Apolo después de que éste matara a la pitón, la serpiente gigante que custodiaba el ombligo del mundo. Según la leyenda después de matar a la serpiente, Apolo puso las cenizas en un pequeño sarcófago que enterró bajo la piedra que indicaba el ónfalos e instituyó en su honor los Juegos Píticos.

En las ceremonias del oráculo, la pitonisa, después de beber agua de la cuente de Castalia, se subía a un trípode frente a la grieta de la montaña de donde salíian las emanaciones de gas, entraba en trance y respondió a las preguntas de los visitantes con ayuda de los sacerdotes que interpretaban sus ambiguas profecías.

Los templos de Meteora (suspendidos en el aire), se levantan sobre pináculos de conglomerados de 60 millones de años, unos en ruinas otros restaurados visitados por el turismo que llega desde Atenas, como el Méralos Meteoros Monastirion. Para muchos de ellos el tiempo no ha tenido clemencia y estaban en ruinas, durante el siglo XV llegaron a elevarse hasta 24. Durante el siglo XX, fueron bombardeados muchos de ellos por fascistas alemanes, que en la Segunda Guerra Mundial estaban convencidos que la resistencia se escondía en ellos, por supuesto saqueados muchos de sus tesoros.

Las montañas, una vez más, fueron refugio de los perseguidos por las invasiones. Aquí lo encontraron desde el año 1344 los monjes bizantinos hostigados por los turcos.

Llegamos por la noche y nos alojamos en un casa rural en Kalambaka, en las afueras del pueblo al pie de uno de los pináculos. Nos acostamos pronto tras una cena con sabor local en una taberna del pueblo, lo que nos permite madrugar y hacer la ruta sin la masificación de autobuses y coches que irán llegando desde Atenas a lo largo de la mañana. Algunos los visitamos casi en solitario, lo que es de agradecer para sentir el interior de estos lugares espirituales donde se han restaurado no sólo de los elementos religiosos, también las salas de convivencia de los monjes como las cocinas y bibliotecas o las poleas de cuerdas y redes por las que ascendían ellos y sus provisiones.

El origen de estas rocas se sitúa hace 60 millones de años cuando el valle era un mar interior que recogía la nieve que se fundía en las montañas y con ella se fueron depositando estos conglomerados, que más tarde cuando se vació el lago el rio fue desguazando las rocas dejando el perfil que hoy contemplamos.

Nos ha sorprendido un país que necesita más de una semana para ser visitado, debiendo hacerlo sin prisa y por partes para disfrutar al máximo de su valor.

Un país en crecimiento, con un turismo que parece ser la base de su economía, teniendo en cuenta, en lo que hemos visto los esqueletos de antiguas fabricas, de antiguas minas, de casas que quedaron sin acabar en la última crisis del siglo XXI.

Atenas ofrece un nivel de vida alto, conserva barrios donde nos adentramos en la cultura oriental del largo periodo en que el Imperio Otomano ocupó el país. Apreciamos la desigualdad social en las familias jovenes con niños en la miseria pidiendo en las calles y durmiendo en los portales. Y sentimos la necesaria falta de inversión pública en la conservación de su patrimonio arqueológico, en el que se sustenta gran parte del atractivo turístico del país.

El viaje llega a su fin y también el de este largo relato que nos lo recuerda. Nos queda la sensación de haber sentido la amabilidad y hospitalidad de las gentes, en especial de nuestra familia que nos ha acogido, también aquellos con las que nos hemos cruzado y el lenguaje nos ha impedido una comunicación más intensa. El deseo de que el país encuentre la estabilidad para dar bienestar a sus ciudadanos y con la que poder destinar presupuesto a la conservación de su hermoso paisaje y valioso patrimonio arqueológico e histórico.

Deja un comentario