La Ermita de Santa Isabel era el punto de reunión de los masoveros del Valle de Sollavientos. También en determinadas ocasiones reencuentro en romerias con los vecinos de los pueblos de Villarroya de los Pinares y Allepuz.
Quizás, junto al Valle del Cabriel en la Sierra de Albarracin y el Valle de La Palomita en el Maestrazgo, sea uno de los últimos lugares de las sierras de Teruel donde todavía puede saborearse la cultura pastoril en torno a las masadas.
Esa alfombra verde, tapiz de pastizal, se ha tejido a lo largo de los siglos con el manejo del ganado como recurso en el que se ha sustentado una sociedad y una cultura.
Recomiendo visitarlo en primavera, cuando las bambolías (Narcissus eugeniae) florecen y salpican de amarillo el paisaje.