
La fotografía esta tomada en torno a 1960 en la casa de los arrabales de Teruel. La que levantaron mis padres y en la que nos hemos criado todos los hermanos.
Este urbanismo autodidacta imita un modelo de ciudad jardín para economías con escasos recursos. Una vivienda de no más de 80 metros cuadrados en planta baja, con un patio donde en apenas 100 metros cuadrados se criaban pollos, conejos, cerdo e incluso en torno a un manzano se cultivaba un pequeño huerto, un complemento de autoconsumo que aportaba proteínas en la mesa.
A mi madre se la ve feliz. En la austeridad en que vive el país, la nueva década parece abrir una luz en la caverna. Los abuelos, sus padres, que tendrían en torno a los 68 años parecen arrastrar la carga que a lo largo de su vida no les ha abandonado, la que se refleja en el dolor que la abuela muestra en su cara.
La imagen del abuelo es la que conservo en mi recuerdo. Su ropa de trabajo utilizada a diario, con múltiples remiendos con los que iba alargando su uso, es un reflejo de su propia vida. En el baúl guardaba un traje nuevo, el que solo utilizaba algún día de fiesta, en celebraciones y entierros.
La abuela viste de un negro riguroso que no se quitó desde que regreso de servir en Barcelona, cuando su marido volvió de California y retornaron a la masada. Poco después comenzaron una nueva etapa en la ciudad de Teruel, que la guerra quebró.
Esa continua lucha por sobrevivir queda reflejada en sus mirada al fotógrafo. Con duro trabajo han formado una familia, con una casa de su propiedad. Incluso, no sólo se permiten una cámara fotográfica, la vieja caja negra Kodak, forrada de cuero, que desde hace años acompaña a mi padre para retener recuerdos, también encuentran momentos para posar ante ella. En la alegría de mis hermanos, los adultos encuentran la satisfacción del camino emprendido.

Ejemplo de austeridad y superación de tantas y tantas dificultades para poder sobrevivir, educar, conseguir vivir algo mejor.
Aceptación y lucha cotidiana.
Un ejemplo del que deberíamos dar más testimonios a las generaciones actuales.
Gracias.
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