El parque de las arcillas es el resultado de un programa Life de la Unión Europea, que permitió al Ayuntamiento de Teruel abordar una gran inversión en momentos de crisis económica.
El proceso exigió la elaboración de un taller de participación pública. Las reuniones facilitaron el contacto con sectores sociales, que aportaron ideas y sugerencias, aunque el plazo para justificar gastos era ajustado y ello conllevó que pocas de ellas tuvieran respuesta en las gestiones del proyecto: las reuniones de participación solían tener como punto principal del día la comunicación del Ayuntamiento de las actuaciones que ya había decidido iniciar. Las aportaciones de vecinos, ecologistas, científicos apenas quedaron reflejadas en el resultado final del proyecto. Fueron, no obstante, importantes para divulgarlo y el proceso debería seguir activo para continuar colaborando en el seguimiento y evolución, cuya fase financiado por el programa Life ha concluido, aunque no el objetivo final: restaurar una zona degradada y lograr que la ciudadanía turolense se vuelque tanto en su cuidado como en su aprovechamiento.
Consolidar la morfología del terreno y la gestión del agua es el pilar sobre el que se sustente la restauración. Son las actuaciones que permitirán minimizar el impacto de la erosión y garantizar el crecimiento de la vegetación. La plantación de un gran número de árboles es una experiencia que debería marcar para futuras repoblaciones tanto en la elección de especies, como en la edad de los plantones y las estructuras de apoyo como riego por goteo en determinados casos.
La recuperación es un proceso largo y los resultados finales tardaran años en poder divisarse. Pero a corto plazo se echa en falta actuaciones de siembra de gramíneas o leguminosas que temporalmente cubran el suelo, le vayan aportando materia orgánica y fijen nitrógeno para enriquecerlo. La utilización de piedras ayuda a colonizar la estéril capa de arcillas, favoreciendo la implantación de vegetación y utilizándola convenientemente en barranqueras frena la fuerza del agua de arroyada en los tormentas intensas que en ocasiones sufrimos.
Ha sido muy interesante el intento de generar lagunas en algunas áreas. Aprovechar estos lugares de desembocadura de barrancos genera estos pequeños humedales que aportan diversidad al proyecto. Pero lograrlo es complejo por cuanto requiere seguir controlando las actuaciones iniciadas para que lo logros conseguidos no se difuminen con la conmatación y la acumulación de basuras.
En la memoria de una generación pervive la explotación de las arcillas de estos lugares, junto con la presencia de fauna silvestre diversa. Digo en la memoria porque la minería fue degradando el terreno y la fauna silvestre fue desapareciendo. Es importante no sólo lograr un agradable lugar de paseo y ocio, sino que estas actividades se vean enriquecidas con el contacto con una naturaleza viva, donde andar por los senderos vaya acompañado del contacto con bandos de aves, pequeños mamíferos o grandes herbívoros que tímidamente ya se están acercando a la ciudad. Por supuesto sería un logro contemplar regresar la población de collalba negra que vivía en estas cárcavas, volver a ver entre las paredes de piedra seca al ardacho, o incluso ver de nuevo bandos de córvidos utilizando como dormideros el cinglo en lo alto de los Mansuetos.
Conectar la ciudad con el parque mediante carriles bicis ha sido uno de los principales objetivos. Deberíamos continuar y seguir avanzando por la apuesta de abandonar el transporte en vehículo privado, favoreciendo el transporte público, el desplazamiento andando y por supuesto en bicicletas, ampliando los carriles para conectar todos los barrios.
Es importante que las nuevas corporaciones municipales continúen trabajando en el Parque de las Arcillas para que los ciudadanos nos volquemos en él. El proceso de restauración es lento. Sujeto a continuas labores donde el éxito y el fracaso definirán las líneas a seguir. Pero la constancia ha de llevarnos a que dentro de unas décadas podamos presentar este espacio natural de Teruel junto a una ciudad que en sus hábitos diarios se comprometa con el medio ambiente.