La espiral es la vida, es el tiempo, es el espacio a través del tiempo, es la vida ajustándose a un espacio cambiante en el tiempo. La espiral es la vida y la vida es la muerte de otro. Siempre. La muerte es la vida. La espiral es el sol girando y balanceándose en el cielo a través del año, en ciclos más largos mientras gira en 225 millones de años, 225 millones de primaveras, todas diferentes, alrededor del agujero negro, que, como una estaca, mantiene a la galaxia girando miles y miles de veces, siempre distinta.
Las estrellas mueren y nacen y de esas muertes en espiral nacemos nosotros. La vida es espiral. Las arañas han dado al menos dos vueltas completas a la galaxia montadas en esta bolica cambiante que es nuestro mundo. Cuando los humanos no seamos ni un recuerdo seguirán filosofando sobre la vida y el cosmos.
Agradezco a Juan Carlos Navarro, el texto que ha escrito para acompañar esta fotografía tomada este otoño, cuando el rocío cubre las mañanas en el bosque.
Breves vistazos del mundo nos despiertan el apetito por ver más. El tiempo que pasemos en un lugar o país nuevo siempre será insuficiente y regresaremos a casa con excusas para volver, pero la vida es corta para repetir.