DESDE LOS CAÑOS DE GUDAR A LA ERMITA DE SANTA QUITERIA

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Difícil imaginar la toponimia local, si no se visita este rincón tras intensas lluvias que recargan los acuíferos y las esperanzas de las gentes de la vida de esta Comarca.

El valle de las Motorritas drena desde sus regueros, barranqueras que convergen en el cauce del río Alfambra, al que se unen cuando la lluvia empapa la tierra por el agua que rezuma de las laderas a través de los poros que se abren en las calizas. Pinares de silvestre y manchas de pastizales donde pastas vacas y ovejas, salpicados de relictos florísticos de tiempos más húmedos, allí donde la roca les cobija y le ofrece pequeños microclimas donde no ser absorbidos por la competencia de quien domina el paisaje.

Un medio natural donde no solo incide aspectos físicos, suelo y clima, también el hombre. Su actividad ganadera ascentral, antaño con especies autóctonas adaptadas a las peculiaridades del terreno y de las que apenas quedan unos ejemplares de vaca Serrana Ibérica, que lo mismo daba carne, que leche, que tiraba del arado o el carro. Se alimentaban con el áspero y escaso pasto de estas tierras de montaña del sur de la Ibérica. Un puñado de ganaderos también mantienen el tesón de no dejar extinguir a la oveja cartera.

Sobre el cielo gris plomizo, que anuncia lluvias y nieves, aquí en los altos algún que otro buitre planea enfrentándose a un viento, al igual que chovas y córvidos achuchan a solitarias águilas reales que todavía perviven en estos territorios, donde la liebre es su presa. En el invierno la trucha remonta el cauce, casi imposible imaginar como pueden superar las cascadas, que la geología del terreno conforma, para llegar a las cabeceras donde frezar y permitir la renovación de la vida.

Nexo de rituales religiosos, pero sobre todo lugar de unión de las gentes masoveras que se identificaban aquí. La Ermita de Sta. Quiteria se eleva en medio del valle donde concluimos nuestro viaje.

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Aproximadamente 2 horas de trayecto desde el km. 25,500 (1480 m.s.n.m.) de la carretera de Allepuz a Alcala de la Selva, siguiendo la orilla del río hasta la massada de La Solsida (1600 m.s.n.m) superando pequeñas cascadas. Apenas a un kilómetro desde el inicio hemos de superar el mayor obstáculo de la travesía, un gran  salto de agua  que remontaremos ascendiendo por la ladera de la margen derecha del río, hasta alcanzar la cornisa. Desde la massda La Solsida, un pequeño desvio hacia la derecha, nos llevará a la Ermita de Sta. Quiteria, situada a un kilómetro aproximadamente.  Regresamos a la masada de la Solsida y,  siguiendo la pista en dirección a Gudar,  ascenderemos hasta los 1749n ms.sn.n.). No tiene perdida, son aproximadamente tress horas de marcha saboreando el paisaje (10 km.), dejando atrás las suaves lomas de los prados del valle Motorritas, flanqueadas por el Sur por el Pico de Peñarroya donde resiste el Pino moro. Desde Gudar al km. 25 de la carretera 3 km, a través de la carretera, en cuya curva final acortaremos  andando campo a través para conectar con la carretera de Allepuz a Alcala de la Selva, 45 minutos de marcha un poco más ligera.
Ascendemos desde los 1480 m.s.n.m hasta 1749 m.s.n.m., son  269 metros de desnivel
Distancia aproximada 14 km.
Tiempo aproximado 5 horas

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