Hace más 40 años se iniciaron los programas de seguimiento de las poblaciones de mariposas en el Reino Unido extendiéndose desde entonces por el resto de Europa. En esencia, se trata de realizar un recorrido a pie y de forma periódica a través de un determinado paraje registrando el número de ejemplares de cada una de las especies de mariposas diurnas observadas. Años después se constituyó el Butterfly Monitoring Scheme (BMS) proponiendo un mismo protocolo a la hora de realizar los recorridos, obtener y analizar los datos, así como expresarlos en forma de indicadores para evaluar las tendencias de las poblaciones.
Hacer un seguimiento durante varios años de las poblaciones de mariposas en un determinado paraje ofrece una pequeña ventana a los cambios ecológicos que operan en este espacio a nivel local (meteorología, usos del suelo, etc.). Pero, si este seguimiento se realiza en muchos lugares al mismo tiempo, se puede disponer de una visión más amplia de estos procesos a escala espacial. Y si, además, estos seguimientos se desarrollan durante varias décadas, se consigue extender la escala temporal. Es decir, conocer mejor lo que está ocurriendo en la Biosfera. Algo que interesa a los científicos y al resto de la sociedad.
En la península Ibérica y siguiendo el modelo británico en 1994 se pone en marcha BMS Catalunya, con el apoyo de la Generalitat de Catalunya. En 2014, investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, de la Estación Biológica de Doñana y aficionados a la Entomología crearon BMS España animando a participar a naturalistas voluntarios en este proyecto internacional de ciencia ciudadana. Desde hace cuatro años estoy colaborando en este proyecto en el Alto Alfambra a partir de la creación de un recorrido en la vertiente oeste de la sierra del Pobo
En concreto, el recorrido se realiza en una finca del Gobierno de Aragón (en el paraje de El Portichuelo) que dedica a aprovechamiento por el ganado vacuno de la raza Serrana Turolense.
