17 de Abril del 2018

SECTOR 6

Empieza la primavera.

Las intensas borrascas que nos han atravesado en los primeros días de abril, las que han dejado lluvia y espesores de nieve que han colapsado caminos y carreteras, nos ha traído el agua ausente desde hace muchos, demasiados, meses.

En estas fechas el deshielo comienza rápido. Los reguero comienzan a drenar y la dirigen a los barrancos conectados a los ríos. También se infiltra para recargar los acuíferos, que habían quedado vacíos, se nota en las fuentes: hoy manan con abundancia.

La humedad impregna el paisaje. Bosques y prados adquieren un color verde intenso. Han comenzado a bombear líquido por sus células, sus yemas comienzan a hincharse. Si acercamos el oído al tronco de los pinos, podemos oír como se mueve por el xilema. Si lo abrazamos sentimos la presión que la circulación de la savia ejerce  en su interior. La vitalidad se huele en el ambiente. La vida ha explosionado. Comienza un nuevo ciclo para la biodiversidad.

Trinan los pájaros en el bosque, acompañados del repique acompasado que produce el choque del agua con las piedras.

Visito el transecto al atardecer. Una serpiente (Coronela sp.) se extiende sobre la placa de arenisca calentada por el sol a lo largo de este día de calor: es un animal de sangre fría, el sol hoy la ha despertado y ha salido de su escondrijo donde ha pasado el invierno, pero  la noche todavía va a traer frío y necesita arroparse. El corzo aprovecha la tranquila tarde para pastar en la ladera, bajo los guillomos (Amelanchier ovalis). Los sapos han comenzado a andar, en busca del encuentro para fecundar la puesta, buscan las balsas efímeras que ahora surgen en cada hondonada de la tierra.

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