Ha florecido el Guillomo (Amelanchier ovalis). También un geranio (Geranium purpureum) en la pedrera del sector seis del transecto; otros años había florecido un mes antes y este apenas unas pocas plantas han comenzado a aparecer. Tambien ha comenzado a salpicar de color el prado la floración del Iberis sp.
Continúa el tiempo inestable, con frecuentes tormentas y chubascos a lo largo de las tardes. El pronóstico de hoy no es diferente. Con un apreciable viento, una nubosidad abundante y una temperatura de 16 grados centigrados, a una hora temprada, las once de la mañana, me decido a realizar el censo, porque probablemente empeoren las condiciones conforme avance el día.
No vuelan muchas mariposas, pero van apareciendo nuevas especies: Colias alfacariensis, Gonepterys rhamni, Pieris napi, Anthocharis euphenoides, Euchloe crameri, Isoria lathonia Erebia epistygne, Calliphrys rubi, Glaucopsyche melanops, Lycanea phlaeas, Pseuophilotes panoptes.
La Erebia de primavera (Erebia epistygne) en las paramera de La Sierra de El Pobo eclosiona abundantemente: es un momento de aviso del inicio de la primavera. Su tono no es llamativo como lo es el de la Parnassiusapollo, ni impresiona como el de esta de corpulento cuerpo, pero el vuelo de decenas de ejemplares volando sobre las stipas y demas gramíneas cuando comienzan a bombear la sabia por sus células, son el preludio de un nuevo ciclo.
En el carrascal, el arrendajo (Garrulus glandarius) siempre avisa, con su característico reclamo de alarma, de nuestra presencia. Tiene la costumbre de enterrar las bellotas que no va a comer, para disponer de un almacen de reservas para situaciones de escasez. Muchas de ellas no las recoge, por lo que se convierte en un sembrador de bosque para beneficio de todos.