
Tras los chubascos aparecen claros y el sol. En esos momento vuelan algunas mariposa bajo el tapiz de dientes de león, que han florecido bajo los pinos carrascos.
Esta semana con la ayuda de los prismáticos me atrevo a identificar a aquella blanca que desde hace unas semanas revolotea entres las flores de las laderas del viaducto; ese espacio verde entre el Ensanche y el Barrio de San Julián de la ciudad de Teruel. Aventuro que se trata de la blanca de la col ( Pieris brassicae).
En la Guia de Mariposas diurnas de la Región Valenciana, sus autores, Sergio Motagud Alafrio y José Antonio García Álama nos indican que esta especie destaca del resto de Pieris por su mayor tamaño y comparte con ellas: el fondo alar, crema amarillento del reverso de las alas posteriores y manchas negras en ápice de las anteriores. Esas anotaciones son las que me ayudan a identificarla con la ayuda de los binoculares 8×40, que me acerca la imagen del ejemplar localizado a más de 50 metros de distancia.
Su distribución se localiza en toda la Península Ibérica, así como el Norte de África y el resto de Europa. Habita en zonas de cultivo y áreas antropizadas, desde el nivel del mar hasta los 1600 metros de altitud.
Desde Marzo hasta Octubre son varias las generaciones de estos imagos los que observamos a lo largo de la primavera, verano y el principio del otoño. Aquellas de los meses de septiembre y octubre hibernan en forma de crisálida refugiadas en las grietas de muros. De ellas proceden los ejemplares que vemos en estos primeros días de la primavera.
En general se alimentan de plantas crucíferas, plantas con flores en general blancas o amarillas con cuatro pétalos agrupados en forma de cruz. En las laderas han brotado, como observamos al dirigir la vista desde el observatorio de nuestra ventana. Sin duda las abundantes lluvias de las últimas semanas están ayudándolas a crecer.
Continuamos encerrados en casa, contribuyendo con esta medida a frenar el contagio del COVID 19. Esa amenaza mundial sobre la que Bil Gates ya advirtió en el año 2014, periodo en el que el Ebola mataba a las gentes de África y amenazaba con extenderse.
La ansiedad con la que esperamos el momento de retornar a nuestra vida normal, no debiera llevarnos a olvidar reflexionar sobre cambios de hábitos que nos permitan diseñar un nuevo paradigma en nuestra organización social con el que llegar a un futuro mejor. Sin duda hemos de reflexionar sobre muchos aspectos de nuestra modelo social y económico, si de verdad queremos poner en su lugar los valores que deben llenar nuestra vida. Entre ellos, la importancia de la seguridad de nuestros sistema de salud pública. Quienes integran este colectivo estos días nos están mostrando con su profesionalidad y humanidad el compromiso total que mantienen hacía la colectividad del país, a pesar de que no hemos puesto en sus manos todas las herramientas, incluidas las de autoprotección, necesarias para desarrollar eficazmente su trabajo. Disponer de servicios públicos requiere la voluntad de todos en su financiación, aún cuando su rentabilidad no puede medirse por las leyes del mercado, sin que ello sea motivo para no exigirnos alcanzar máximos niveles de eficiencia en la utilización de los medios que disponemos. Lograr ese sentimiento de comunidad en una democracia, exige una transparencia total por parte de los responsables públicos y de los gobiernos, que genere plena confianza entre estos y los ciudadanos, apostando por avanzar desde la equidad en la distribución de los recursos con el objetivo de lograr niveles bajos de desigualdad.
Os aconsejo seleccionar las noticias para no perderse en el enorme laberinto informativo en que nos movemos. Es fácil cruzarse con bulos intencionados, que en nada ayudan a tomar conciencia de la situación real que estamos viviendo. Me permito recomendar el documental de la plataforma Movistar: «Volver a ser otros: ¿Cómo será el mundo después del Coronavirus?». Iñaqui Gabilondo sin quitar dramatismo al momento actual, a través de los diálogos que mantiene con diferentes intelectuales y científicios del mundo nos aporta veracidad y esperanza. Deja abierta la puerta a un futuro en el que no sirve delegar la responsabilidad en los demás, ni acusar al prójimo para liberarnos de ella.
Es muy lamentable el espectáculo que nos esta ofreciendo estos días la derecha del parlamento español. No deberíamos dejar que el circo mediático nos aleje de la realidad, en la que el papel que desempeñemos cada uno de nosotros es fundamental para elegir el camino correcto a seguir.
Estos días me he refugiado en la lectura de Historia España en el siglo XX de Julian Casanova, con el fin de comprender mejor a mi país. En los próximos días aventuro que vuelvo a releer Sapiens de Yuval Noah Harari; necesito profundizar en la necesidad de conocernos como especie para entender mejor nuestro papel en el mundo.