
El proyecto de carretera de acceso Sur a las pistas de esquí de la Sierra de Javalambre arrastra dos Declaraciones de Impacto Ambiental (DIA) negativas. Fueron dictadas por el INAGA (órgano responsable en Aragón de la evaluación ambiental) sobre la base de afectar a un espacio declarado «Lugar de Interés Comunitario (Lic)» incluido en la Red Natura 2000 de la Unión Europea.
Sectores del activismo ecologista, impulsados emocionalmente por el dolor de que una carretera rasgue este paisaje de montaña, elaboraron alegaciones al proyecto en base a los importantes valores ambientales de esta Sierra (Hotspot en Biodiversidad de Montaña Mediterránea).
Algunos sectores de la población del Sur de la Sierra, también con un impulso emocional sentido por el dolor que produce la despoblación de un territorio, argumentaron para defender su construcción un modelo de desarrollo socioeconómico centrado en el turismo invernal. El turismo que accede a las pistas de esquí alpino ubicadas en Camarena de la Sierra, sostenidas por la oportunidad del desarrollo tecnológico que posibilita fabricar nieve artificial.
EL Instituto Aragonés de Gestión Ambiental incompresiblemente no tomó la misma decisión en otra carretera que se ha construido para acceder desde Arcos de las Salinas al Observatorio Astrofísico del CEFCA (Centro de Estudios de Física del Cosos de Aragón), ubicado en el Pico del Buitre. Incluso se autorizó en el año 2019 el tránsito por ella de un final de etapa de la vuelta ciclista a España. El Departamento de Medio Ambiente del Gobierno Aragonés también incumple el condicionado ambiental de esta carretera, que debería usarse exclusivamente para dar acceso a los trabajos de mantenimiento de los telescopios astronómicos.
En los días finales del mes de Diciembre del pasado año 2020, Ayuntamientos del Sur de la Sierra de Javalambre y el Departamento de Vertebración del Territorio del Gobierno de Aragón han vuelto a resucitar el proyecto de acceso desde los pueblos del Sur de Javalambre a las Pistas de Esquí, sin analizar sus antecedentes.
El debate sigue abierto en esa polaridad sentimental entre quienes sienten la destrucción de un paisaje y quieren salvaguardar los valores ambientales, y aquellos que sienten el declive social y económico de sus pueblos.
El medio ambiente debería estar integrado en la política de un territorio desde una «perspectiva holística, transversal e integradora”, zócalo del tan manido “desarrollo sostenible”.
Es por ello que cualquier acción que se pretenda realizar en la Sierra de Javalambre debería iniciarse desde el reconocimiento de un figura legal de protección, coherente con la propuesta que en su día se hizo de incluir este territorio en la Red de Espacios Protegidos de la Unión Europea. Desde ese punto de partida se debería desarrollar un Proyecto de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN), acompañado de un proyecto económico de Desarrollo Rural con una bolsa económica para ponerlo en marcha.
Reducir la carga emocional de los sentimientos que unos y otros tienen sobre esta Sierra, sin duda ayudará a la toma de decisiones aceptadas para posibilitar habitar este territorio sin poner en riesgo los valores ambientales, que como sociedad, no podemos abandonar y estamos obligados a conservar. La puesta el marcha del Proyecto Galáctica en Arcos de las Salinas introduce nuevas posibilidades para estos pueblos, que quizás deberían mirar hacia él en vez de hacia la incertidumbre de unas pistas de esquí, cuya viabilidad es incierta desde su inicio.