
Recogemos de la RAE algunos de los significados que otorga a la palabra espíritu: 1. Ser inmaterial y dotado de razón; 2. Alma racional; 3. Principio generador, carácter íntimo, esencia o sustancia de algo; 4. Vigor natural y virtual que alienta y fortifica el cuerpo para obrar.
Cuando llegamos a un bosque buscando su espíritu nos adentramos en la búsqueda de la espiritualidad que necesitamos encontrar en nosotros mismos, para lo cual nos ayuda la existencia de estos santuarios. Necesitamos darle este descanso a nuestra Alma.
Esa ha sido mi intención al adentrarme en un pequeño paseo dentro de las escasas hectáreas de Pinus sylvestris ubicadas bajo el cinglo calizo del barranco de Gayuboso en el Monte de Castelfrio. Suelo visitar este monte para realizar transeptos de conteo de mariposas en una zona de pastizal con linderos poblados de setos que avanzan conforme el ganado cede terreno a la naturaleza. En ocasiones paseo por los carrascales y sabinares en búsqueda de ornitofauna singular, rebaños de machos de cabra montes coronados con grandes cornamentas, o con la intención de sorprender a una hembra de jabalí rodeada de rayones hozando en busca de bellotas enterradas bajo la hojarasca. Algunas veces incluso asciendo hasta la cumbre, un cerro elevada que ha sobrevivido a la erosión que el tiempo ha sometido a este relieve y donde han quedado descubiertas piedras areniscas del Bundsanstain.
No me atrevo a definirlo como un bosque viejo. Pero en él podemos inducir el modelo de las masas de pinar que se extendían por estas montañas si nos atenemos a lo que nos dicen los estudios de paleo botánica de polen con los que se pretende reconstruir la historia natural de estas Sierras. Estos árboles no creo que superen los 100 años los más viejos. Probablemente, viendo los boquetes que han dejado las bombas lanzadas por los rebeldes franquistas a las líneas del ejercito republicado en los meses de abril y mayo de 1938, en aquel momento sufriera un gran impacto del que revivió.
Según reflejan los documentos del Patrimonio Forestal del Estado, cuando compró esta finca en torno a 1960 se conservaban dos núcleos forestales de pino silvestre en el Barranco de Gayuboso. A lo largo de la historia la protección por su ubicación bajo la enorme pared de roca caliza le ha permitido sobrevivir.
El año 2009 un incendio que calcino más de 1000 hectáreas salto desde el alto del farallón por encima de esta masa de pinar. Aunque generó un incendio en su base, como aún se aprecia en las cortezas socarradas en la base de los fustes, bien la propia humedad del bosque o el trabajo de los helicópteros refrescando el área, seguramente ambas, evitó que el incendio ascendiera a las copas, lo que habría supuesto su calcinación como ocurrió con el resto del pinar, en este caso de repoblaciones desarrolladas entre los años setenta y ochenta del siglo pasado.
El bosque es un salpicado anárquico de pinos de diferentes edades, muy alejados de las líneas rectilíneas y uniformes de los pinares surgidos de plantaciones en torno al rumbo que marca el rejón clavado y arrastrado por el suelo por bueyes o tractores. Bajos la copas se extiende un suelo mullido de musgos y la acumulación de acículas y piñas secas, sin apenas plantas y arbustos porque encuentran dificultad en sobrevivir allí donde una tupida cortina verde cierra el paso a los rayos del sol. En ocasiones el viento y el peso de la nieve tumba algunos árboles y abre claros en donde encuentran oportunidad una nueva generación de pinochos, que aprovechan tanto la ventana abierta al sol como la materia orgánica de la madera en descomposición, a donde acuden pájaros del bosque en busca de alimento en la marea de orugas e insectos que la perturbación ha generado.
Sentado en el suelo encuentro el silencio para observar algunos de los habitantes de este lugar, especies típicas forestales: Una corza ramoneando en los límites del bosque, en la línea de contacto con unos bancales de cultivo, los setos de majuelos, espinos, arces y serbales; una pareja de jóvenes gavilanes en vuelos con piruletas bajo las copas, serpenteando entres la ramas, adquiriendo la destreza que necesitan para cazar en estos lugares cerrados; una pequeña población de la mariposas Erebia Zapateri.
La Erebia zapateri es un endemismo de lepidóptero, que vive en las sierras de Gudar-Javalambre y Albarracín. Habitual mariposa de los pinares, vuela durante el mes de Agosto. En ocasiones la he observado en el área de pastos del Portichuelo, junto a las masas de arbustos -madreselva, rosales, agracejos, majuelos, guillomos…-, cercana a un pequeño carrascal y a escasa distancia del pinar silvestre repoblado. En este lugar desde el año 2014 llevo el seguimiento de conteo de estos insectos en el proyecto de voluntariado de BMS Spain. Pero es en las masas de un bosque maduro donde encuentra su lugar en el mundo. Por unos momentos he convivido con esta pequeña comunidad de individuos, imagos que disfrutan de su vuelo final, antes de reiniciar su ciclo de metamorfosis con la puesta de huevos tras la cópula.
El final del verano se aproxima. Por el cielo surcan de regreso a tierras africanas inmensos bandos de milanos negros, de abejarucos y algunas parejas de águilas calzadas. Llegará el otoñó, tras él el invierno y comenzará a continuación el renacer de la vida.
Un ciclo sencillo, aunque no exento de complicaciones. Al que los humanos añadimos el impacto brutal del «desarrollo», junto a tremendas guerras no desvinculadas de él. Consecuencia de ello cambios que acrecientan las catástrofes naturales. También crisis humanitarias como las que estos días estamos viendo en Afganistán, que se unen a tantas otras del mundo: Oriente próximo, África, Sudamérica…. incluso las bolsas de desigualdad y pobreza con las que convivimos en nuestras propias ciudades. Desastres que nos perturban y enturbian la capacidad de resiliencia, de soñar con un futuro mejor.
Ángel, tienes una excelente pluma. Todos necesitamos encontrar el silencio y el alma y para eso, Teruel y sus paisajes son perfectos. Gracias
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Me satisface que el blog logre transmitir sentimientos. Un aliciente que me ayuda a continuar
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