Acabo de recibir el número 190 de la revista QUERCUS. Su titular, CUMPLIMOS 20 AÑOS, nos indica gran parte del contenido de su interior. Pero he querido escribir estas reflexiones antes de leerlo, recordando la portada de la Lechuza con el ratón del primer número de la revista.
Hace veinte años, aquí en la periferia –seguimos siendo la periferia- del foro de Madrid y otros lugares “donde se cuece el bacalo” de este País, comenzábamos a agruparnos no más de 6 colegas, entre 15 y 30 años, en torno a una afición común, LA NATURALEZA. Nos unía haber descubierto de la mano de Félix Rodríguez de la Fuente –como tanta otra gente de España- la fauna de la Península Ibérica, también que la mayoría éramos autodidactas en esta materia, y un embrión sobre el que caímos todos, JOSE MANUEL GONZALEZ CANO –Ingeniero Técnico Forestal y funcionario atípico del ICONA-; en torno al él llegamos, por diversos motivos, y fue el chip que permitió la movida ecologistas en Teruel.
En aquellos momentos, creo que un mediodía, en un programa de entrevistas variadas, presentaban en la TVE a un periodista del diario El País, que editaba una nueva revista de Naturaleza, QUERCUS. Todos esperamos los quioscos, y esa publicación fue esa herramienta, que nos faltaba, para, desde el aislamiento de esta provincia, entablar contacto con el exterior. Accedíamos sin miedo a su artículos que, aunque con fín divulgativo, tenían un alto contenido cientifíco, que precisábamos en nuestra formación autodidacta.
La revista nos abría un campo, hasta entonces visto con temor -todavía eran los tiempos de transición desde la dictadura a la nueva democracia de España-, la defensa ambiental. En ese germen surgió OTUS, hoy ECOLOGISTAS EN ACCION-OTUS. Asociación de defensa del medio ambiente en Teruel, decana y casi permanentemente única en esta provincia. Han pasado años en los que hemos conocido la evolución del movimiento ecologista, siempre con Quercus como medio de trasmisión. Hasta hemos llegado a atrevernos a lanzar artículos (Térmica de Andorra, Javalambre, Matarraña). Hemos visto la iniciación de la revolución informática, y aquel cometa –la comunicación a través de la RED-, que QUERCUS vio venir e inicio entre las asociaciones ecologistas; aunque el ritmo del nuevo invento, internet, nos desbordó, el avance tecnológico fue explosivo en la evolución de este medio de comunicación.
También nos hemos estremecido en cada número en que la revista avisaba de que si no se conseguían el mínimo de suscripciones, aquello no se podía mantener. Una vez más fue vuestra capacidad empresarial, vuestra capacidad de tantear con los pies en el suelo el futuro, las que han llevado a que la Revista, hoy este afianzada –y en ello no precisamente por un respaldo unánime hacia vosotros de todo el movimiento ecologista-. También habéis sido el escaparate de una Librería de Naturaleza, Linneo, hoy tan fácil de acceder desde Internet a través de varias plataformas con web, pero entonces para la gente de ciudades pequeñas como esta, era muy difícil de localizar el abanico de publicaciones que iban saliendo al mercado.
Aún recuerdo la sensación al recibir el primer número de la primera revista. Con un papel especial, negro, de tacto duro. Lo que significó al abrirla, fue entrar en contacto no solo con la naturaleza, sino con el movimiento social que representaba, aunque en el empeño estabais como ahora, poco más de cuatro.
Un balance de estos veinte años, a veces no es muy halagüeño. Tenemos Ministerio de Medio Ambiente, competencias de Medio Ambiente en las Comunidades Autónomas, etc… , pero sigue siendo la cenicienta de la política española la conservación de nuestro entorno. Un movimiento ecologista, todavía agrupado en mil familias, lo que le resta efectividad. Quizás, incluso en estos momentos, nos faltan aquellas referencias de los “históricos” que en aquellos años ochenta guiaba los primeros pasos del activismo ecologista.
No os canso más. Solo felicitaros a todo el equipo, porque seguir existiendo significa una esperanza. La que mantiene este tinglado ecologista, que habéis representado cuando surgisteis y seguir representando. Quizás deberíais ser más ambiciosos. Podríais aprovechar eventos como –barriendo para casa-, LA UNIVERSIDAD DE VERANO DE TERUEL, para presentar un curso sobre el medio ambiente en España, donde pudieran exponer sus experiencias toda la gente, que en los últimos meses habéis presentado en la revista con su biografía. Gente que sigue en la brecha, y, aunque hoy seamos muchos más, no nos olvidamos de «aquellos locos» que significaron un referente para todos los que hoy estamos, aunque a veces esto lo olvidemos.