Una vez más el 5 de junio “Día Mundial del Medio Ambiente” hemos de recordar el principio de la carta al Gran Padre Blanco del Jefe Indio Noah Sealth: “Cómo se puede comprar o vender el firmamento o el calor de la tierra”. Y reflexionar sobre su final: “no entendemos porque se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombre y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes. ¿Dónde está el matorral? Destruido. ¿Dónde está el águila? Desaparecida. Termina la vida y empieza la supervivencia.”
Los ciudadanos occidentales nos creemos muy sensibles en temas de medio ambiente, cuando en la realidad apenas estamos concienciados de que nuestro modelo de desarrollo es el responsable de las mayores catástrofes ecológicas del Planeta; me atrevo a afirmar que todavía no entendemos nuestra calidad de vida como un privilegio para un sector mínimo de la población mundial, sustentada, como en todos los imperios, con la explotación de las Colonias.
Sobrevivimos sobre un continúo crecimiento sostenido en el petróleo como motor energético. Combustible sobre el que canalizamos todos los aspectos de nuestra vida. La institucionalización del transporte individual es causa de extinción de multitud de especies abatidas por la presión de la caza intensificada por medios de transporte rápidos, ó, sostén del incremento del ocio en torno a excursiones en 4×4 ó quads por espacios muy sensibles (ríos, ramblas o montañas) intensivizando su degradación. Su combustión en transporte, calefacción ó Centrales Térmicas es responsable del calentamiento del Planeta y del efecto invernadero. Equivocadamente lo consumimos como si fuera un recurso renovable y no hemos de olvidar que precisamente por que no lo es y porque además es escaso sembramos guerras para el control de los territorios productores, sin importar su coste y sin sentir ninguna piedad por las víctimas.
Con un clima de crispación y enfrentamiento en el Planeta cada vez es más difícil poder hablar con sosiego y tranquilidad de la necesidad de impulsar un modelo de desarrollo sostenible.
Lamentablemente, un año más, no podemos celebrar un triunfo en la batalla para vencer hambres y enfermedades, instaurar un reparto equitativo de los recursos y alcanzar un mundo mejor; esta importante batalla no parece interesarnos.
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Publicado, 17 de Mayo de 2004, Teruel