¿NUCLEAR? NO, GRACIAS

 

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Si alarmante fueron las declaraciones, en la UVT, del Secretario General de CCOO,  abogando por la apertura de debate sobre la Energía Nuclear como alternativa a la dependencia energética de nuestra sociedad, lamentable ha sido la falta de contestación social a las mismas.

Nos ha costado lograr un gobierno,  que   renunciara  a la política nuclear y asumiera el compromiso de cierre de instalaciones, a pesar de los tiempos en que la presión del lobby  nuclear ha lanzado la reactivación de esta fuente energética como alternativa a la crisis del petróleo, como para que desde sectores sindicales, llamados de izquierdas y que promueven programas alternativas de desarrollo,  se  ofrezca apoyo a las Nucleares.

Quizás,  esas declaraciones solo pueden hacerse en Teruel. Obsesionados por recuperar el tiempo perdido  e incorporarnos al modelo económico de desarrollo, aceptamos cualquier propuesta que no nos obstaculice entrar en la sociedad de consumo. Cerramos los ojos ante los riesgos que este modelo genera,  ante las desigualdades sociales sobre las que sostiene;  mientras unos miramos nuestro nivel de calidad de vida en el PIB, gran parte de la humanidad sufra guerras, enfermedades y  hambruna, cuya causa es el expolio de los recursos demandados por el llamado mundo occidental sobre el resto  del planeta.

Esta forma de vivir nuestra, se ha sustentando sobre una fuente de  energía barata, que hasta la fecha nos la ha dado el petróleo,  y  requiere para subsistir del mismo  modelo. Si  nuestra sociedad  sigue empeñada en incrementar el gasto energético, sobre valores de calidad de vida, que no cuentan con la perdida de servicios irremplazables de la naturaleza,  pocas alternativas existen.

No es la primera vez   que una civilización se colapsa por la destrucción de los recursos medioambientales de los que dependían. La  nuestra  si apuesta por la energía nuclear, será  la única, que además  dejará lastras  tras su  desaparición  a varias generaciones que la sucedan.

Los efectos de los residuos nucleares se estiman permanecen activos varias decenas de miles de años, el Plutonio 239 (vida media de 24 400 años), el Neptuno 237 (vida media de 2 130 000 años) y el plutonio 240 (vida media de 6 600 años). ¿Qué opinaríamos de los romanos, si en vez de dejarnos  su lengua, su cultura, sus restos arqueológicos, su historia, nos hubieran dejado depósitos nucleares cuyas consecuencias siguieran afectando a nuestra salud?.

 

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Publicado el  6 de Septiembre del 20015, Teruel

 

 

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