Intento seguir los consejos del Gobierno de Aragón pidiéndonos tiempo para acostumbrarnos al nuevo urbanismo de Teruel, y, como ciudadano, no termino de integrarme con este nuevo modelo de espacios abiertos, oscuros, incómodos, a los que les falta humanidad. Los concursos de ideas para desarrollar proyectos de remodelación de espacios públicas de la ciudad, apenas han tenido participación popular, parecen más orientados a sentar las bases de futuros premios internacionales y menos a lograr que las gentes de la ciudad establezcan lazos de unión con la calle.
La incorporación de nuevos elementos a la Ciudad Mudéjar contrasta con los elementos que la han venido definiendo desde sus orígenes medievales. La utilización de piedras oscuras importadas, que se desgajan apenas inaugurado, no creo ha sido una innovación que nos permita olvidar que esta ciudad se levanta con la utilización de la arcilla, materia prima económica, cuya humildad se compensa con cerámicas azules y verdes que aportan colorido y reflejos a un lugar siempre iluminado por el sol. El abanico de luces y sombras que a lo largo del día cambia la perspectivas de las calles turolenses no debiera pretenderse sustituir con la incorporación de excesivas luces que nos oculten la tenue iluminación y frescura que la noche veraniega nos aporta tras un día de canícula feroz, ó los brillos de la escarcha helada bajo el cielo estrellado invernal que nos invita a pasear abrigados con la bufanda y el tabardo. El nuevo urbanismo tan siquiera nos ha aportado bancos cómodos con respaldo donde dejar pasar el tiempo contemplando los también ausentes árboles anclados con sus raíces al suelo dejando pasar el tiempo, que en el nuevo estilo de la ciudad se ven encerrados en maceteros que limitan su crecimiento y los apartan de la madre tierra.
Esta nueva imagen de la ciudad es responsabilidad de una clase política camaleónica que sobrevive pese a los enormes cambios sociales vividos en las últimas décadas. Nace de proyecto acelarados por la cercanía de elecciones autonómica y locales, en los que ha primado la decisión de sus plazos de inauguración, frente a, por ejemplo, recomendaciones de desarrollar conjuntamente la actuación del Ovalo con la remodelación de la Glorieta para dar mayor rigor al proyecto con el objetivo de: dotar de un gran espacio a la ciudad antigua para el disfrute del ciudadano que quiere pasear, y acoger los coches de las personas, que acceden a un centro histórico ya aceptado por todos como espacio peatonal.
Al igual que se da publicidad a los premios concedidos a este espacio, no estaría mal un auditoria que analizara esos otros aspectos del proyecto premiado, por los que algunos consideramos que no ha contribuido a mejorar del todo la vida en nuestra ciudad..
…………………………………………….