Continúan las lluvias. Una primavera fresca que se alarga. Me cobijo en uno de los refugio de pastores construidos por el Patrimonio Forestal del Estado, en la década de los años sesenta del siglo pasado, para gestionar un programa de gestión ganadera selecta junto a la mejora de los pastos. Unos refugios curiosos, en forma de iglú, con unas condiciones de habitablidiad muy buenas, teniendo en cuenta los años en que se construyeron, aunque hoy están en ruinas con la lamentable pérdida de este patrimonio arquitectónico rural. Esta experiencia en la que participaron botánicos como el Dr. Monserrat, la coordinó el Ingeniero de Montes D.Emilio Pérez Bujarrabal, que realizó su tesis doctoral en torno a la ordenación y gestión del monte de Castelfrio.
Desde la ventana, refugiándonos del chubasco, contemplo el verde del campo. Un color de esperanza en el futuro. Con este deseo se han volcado todos los seres vivos, plantas y animales, para lanzarse a construirlo pensando en el interés general, lo que significar renunciar a ambiciones individuales. No hay duda de que semillas durmientes han explosionado con la humedad, lugares en que la sequía de los años pasados había dejado esteriles hoy son balsas de hierba y flores.
Salvo los restos de madera seca quemada, el cambio de un paisaje donde ha desparecido el pinar, apenas se nota el efecto del incendio forestal del año 2009. El suelo se ha poblado de vegetación, una gran variedad de especies han creado un tapiz que lo cubre. Las semilla han ido dispersándose, del subsuelo donde quedaron resguardadas del fuego raices y tubérculos brotan plantas como los tulipanes silvestres. En la superficie del incendio del año pasado, en un área que afectó sobre todo a un sabinar abierto, brotan las encinas desde las raices y aunque aún se observa la tierra quemada, los gamones dominan este año el paisaje. Allí donde el fuego pasa rápido, su efecto apenas traspasa unos centímetros la tierra donde la vida se proteje enrrunada.
Los majuelos brotan con hojas vivaces, aunque en ellos se sigue observando zonas defoliadas a consecuencia de las orugas que las consumen. En este caso de la Aglaope infausta.
Los hongos con el agua se han hecho enormes. En la distancia sin prismáticos pueden observarse como desconchados blancos en las laderas. Al igual que las senderuelas se extienden en grandes corros de brujas dibujados con color marron y ocre en el prado.
Aprovecho que sale el sol, junto al él nubes de desarrolloo vertical que anuncian nuevas tormentas y chubascos y aunque la temperatura no supera los dieciseis grados centigrados, a las once y media y media iniciamos el transecto.
Son pocas las mariposas las que vuelan (25), pero, como es habitual en este lugar, lo son de diversas especies (12): Leptidea sinapis, Anthocharis cardamines, Anthocharis euphenoides, Vanesa atalanta, Vanesa cardui, Melitae cinxia, Erebia triaria, Glaucopsyche alexis, Scolitantides panptes, Scolitantides orion, Polyommatus icarus, Pyrgus malvoides. La vanesa de los cardos la hemos observado también en lugares de la ciudad de Teruel, lo que nos induce a pensar que estos días atraviesa estos territorios en su viaje migratorio al Norte de Europa.
Junto a la entrada de una madriguera de zorros, hemos encontrado una pequeña pata de corcino, seguramente de unos días de edad, que en las últimas veinticuatro horas han aportado los padres para alimentar a las crias. Ratifica la predación del zorro sobre la especie, al igual que algunos autores indican que lo esta haciendo el Aguila Real, adaptándose a la explosión demográfica de los herbívoros al compás del avance de las superficies forestales ante los cambios en el uso de la tierra. Vemos que los ecosistemas se acoplan rapidamente a las nuevas situaciones, y ponen en marcha mecanismos de control. No dependemos sólo de la caza deportiva para restablecer el equibrio y evitar que la población de cabra montes y corzos crezcan hasta límites que puedan poner en riesgo la vegetación.
A nuestro paso un bísbita salta de un matojo de hierba. Le hemos asustado mientras incuba su nido con cuatro huevos. Lo dicho, esta primavera nos trae esperanza para creer en el futuro.