MUSEO DE LA MEMORIA

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Los lunes los museos cierran. Aprovechamos para pasea por las calles de Santiago. Localizar la ubicación del Precolombino, el de Violeta Parra… los hemos de visitar cuando regresemos del viaje al Sur. También necesitábamos sentir la ciudad. En estas calles del centro se aprecia la diversidad social y étnica. Cada barrio recoge peculiaridades propias, principalmente derivadas de las desigualdades económicas, las mismas que vemos aumentar en nuestro país, España, e indican que el desarrollo económico no llega de la misma manera a todos.

En nuestro paseo hemos llegado hasta el Barrio de Brasil. Nos ha gustado el ambiente callejero. Nos sentamos en la Plaza, un parque con grandes árboles, junto a padres charlando mientras sus hijos juegan; al lado de grupos de jóvenes tocando música o practicando malabares y equilibrios  practicando slack-linr; y nos identificamos con el silencio de mayores sentados en los bancos, al igual que nosotros, observando y meditando en lo rápido que ha pasado la vida, contagiados de la vitalidad joven que nos rodea. En uno u otro lugar del mundo a la gente corriente nos unen los mismos sentimientos.

Visitamos El Museo de la Memoria. La recuperación de la democracia en 1990, tras el referéndum de 1988 en donde venció el NO a Pinochet, asentó durante veinte años un gobierno de concertación con el objetivo de recuperar la estabilidad social y económica del país. Durante el periodo en que la presidenta Bachelet tuvo la oportunidad de dar cabida a políticas socialistas, apoyó proyectos encaminados a curar las heridas arrastradas desde los años de la dictadura, muy consciente de que sólo desde el reconocimiento de la verdad pueden cicatrizar. En ello surge el compromiso de construir el Museo de la Memoria junto al Parque de la Quinta Normal.

Hemos escuchado críticas respecto al protagonismo de las ideas progresistas que lo han impulsado. Creemos que no están justificadas y llegan por la falta de reflexión sobre el dolor y las consecuencias que la violencia acarreó al país. Violencia ejercida por el ejercito, empujado por las oligarquías, sin ningún amparo legal.

Hace unos días al recorrer el Museo Histórico Nacional recogimos algunas ideas para comprender el pasado reciente del país. La nación de Chile surgida del proceso de independencia del Reino de España y de las varias guerras con zonas vecinas para definir las fronteras del país, apenas ha tenido momentos de estabilidad. Su economía se ha sustentado en la minería: la de salitre –elemento fundamental en la elaboración de polvora- y la del cobre –con el que se fabrican vainas de munición-. Hay un especial interés en controlar estos recursos desde dentro y desde fuera del país donde se exportan. También tuvo su importancia el comercio internacional de Nitrato de Chile, procedente de las grandes acumulaciones de excrementos. de aves marinas en sus costas y que revoluciono la agricultura del mundo en el siglo XX.

El control de estos recursos naturales y su explotación por parte del capital internacional y las oligarquías nacionales no ha sido justo con los beneficios obtenidos. Poblaciones indígenas y obreros han sufrido las consecuencias del desigual reparto de la riqueza.

Durante años es constante la alternacia en el gobierno de políticas progresistas y conservadoras, a la vez que como en el resto del mundo crecen ideologias fascistas y comunistas. El resultado electoral  durante  el año  1970 ofrece la posibilidad de desarrollar políticas socialistas desde posiciones democráticas. Salvador Allende lo sustenta desde el respaldo de unas elecciones y no desde una revolución armada.

Las oligarquías del país se inquieta. También el vecino del Norte, EEUU, que no ve con buenos ojos una nueva experiencia socialista en Suramérica. Comienzan a movilizar al ejercito apenas se ponen en marcha medidas de reforma agraria, con reparto de tierras improductivas de grandes latifundios, surgidos de la apropiación de territorios indígenas, y se cuestionan las concesiones mineras a empresas internacionales. El golpe militar de Pinochet paralizó  la experiencia socialista y, amparado en el  terror de la represión a las fuerzas progresistas del país, inició un modelo de desarrollo desde el liberalismo, desarrollando una experiencia que a lo largo del tiempo hemos visto extenderse por el mundo globalizado.

Hoy la sociedad chilena sigue polarizada entre aquellos que justifican el golpe militar  y los que los que exigen responsabilidades. Pichochet no pudo conseguir el refrendo de la población y en 1988 en el referéndum orquestado desde su gobierno, venció el NO  con el respaldo de un 59’99% del electorado. Fue el momento del  inició de la  apertura democrática, el que hoy vive el país.

La iniciativa impulsada por el gobierno de la presidenta Bachelet, encuentra los arquitectos que inspiran su diseño en esos principios de reconciliación nacional desde el conocimiento de la verdad.

La primera sala, en la primera planta al entrar al museo, acoge una exposición sobre todas las experiencias llevadas a cabo en diferentes partes del mundo, para establecer la  verdad de hechos violentos llevados a cabo por Estados que violando los principios de los derechos humanos llevaron a la muerte, a la desaparición y al dolor a sus  ciudadanos.

La segunda planta desde una presentación documental visual del 11 de septiembre de 1973, nos traslada a los momentos previos al golpe militar y a los años posteriores. Sólo el silencio al contemplar, leer y escuchar, puede rendir respeto a los testimonios que muestran el horror de la tortura, la prisión y el exilio.

La tercera planta recoge los derechos de lo pueblos indígenas. Y muy sutilmente expone el genocidio sufrido por estos.

El reconocimiento del genocidio de los pueblos indigénas, junto al respeto y la compensación a sus supervivientes, sigue pendiente.  Recientemente, el portal  http://www.rebelion.org publicaba  una  intervención del  profesor y sociólogo Marcos Roitman Rosenmann, de origen chileno y exiliado después del golpe militar de Pinochet, en el barrio  Lavapiés  de Madrid (España): «Crónica de la palabra de un wychafe en la capital del reino». Su testimonio creo que es un resumen de esta situación:

«En América latina, con Estados construidos de manera monoétnica <los únicos conquistados son los pueblos originarios, todos los demás somos conquistadores>, los pueblos han sido <sometidos, conquistados y utilizados como mano de obra barata>. <Los primeros ejércitos y fuerzas armadas se formaron matando a los pueblos originarios, también ya con los Estados nacionales>. La lengua del conquistador artículo una visión del mundo. La memoria de los Pueblos originarios es oral. Negarles el uso del lenguaje es negarles su memoria, su vida, su historia”

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