Aún cuando se han abierto carreteras asfaltadas, tanto por su flanco sur (acceso al observatorio astronómioco del Pico del Buitre) como por el norte (acceso a las pistas de esquí de ARAMON), el corazon de la Sierra de Javalambre conserva su peculiar paisaje naturalizado. Sin dudam valores que debieran reconocérsele para preservar.
La apertura del acceso al Pico de Buitre ha permitido desarrollar este año una etapa final de la Vuelta Ciclista a España. Sin olvidar el impacto de la construcción y asfaltado de esa pista forestal y mantiendo serias dudas sobre su futuro atendiendo a deslizamientos e inestabilidades de las pendientes sobre las que se asienta, hemos de valorar que se ha mimado su construcción minimizando al máximo el impacto de las obras y tras la finalización del espectáculo de La Vuelta apenas se observan restos de su celebración. La pista mantiene limitado su uso a vehículos autorizados.
Todavía somos capaces de estremecernos al observar los retorcidos fustes de pino silvestre sobreviviendo a los enbistes de los temporales de estas montañas. De preguntarnos por las causas que desencaderaron el paisaje de piel de pantera, llamado así por los ocelos verdes de enebros y sabinas rastreras sapicando las extensas laderas calcáreas. Probablemente el fuego para obtener pastos fue la causa, pero ¿porque tras decrecer la presión ganadera no regresa el bosque?
El corazón de la montaña de Javalambre, los terrenos más altos, hoy no tienen pinares. Conservan una singular vegetación con diversas especies endémicas. Tambien viven fósiles vivientes, como son los pies de tejos abigarrados en las rocas. Sabinas rastreras y enebros abrazan las piedras y a su resguardo se arriman una multitud de seres vivos que encuentran allí un habitat donde sobrevivir.