MAREA NEGRA

 

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El negro cubre el paisaje de las Costas. Allí, donde en tiempos se pensó terminaba la tierra, ha llegado el infierno. La oscuridad se ciñe sobre la las gentes gallegas del Mar; un Jinete apocalíptico lleva la muerte donde las corrientes, las mareas, las rías constituían uno de los enclaves naturales más productivos de la Tierra.

En 1971 Alianza Editorial publicó un pequeño libro, “La Destrucción del equilibrio biológico” de Jürgen Voigt. Un pequeño tratado de ecología donde se exponen las bases de la vida y se explican los impactos del modelo de desarrollo industrial. Augura vida en el Planeta durante millones de años, pero prevé que el hombre desaparece ante las consecuencias, que su actividad en los últimos 100 años lleva desencadenado.

En estos treinta años desde su publicación se han ratificado sus fundamentos, si bien nuestra sociedad ha demostrado también tener capacidad para encontrar soluciones. Pero los piratas surcan los mares y, como antaño, solo buscan el botín para llenar el camarote del capitán, aunque en estos tiempos éste no suele navegar ni vive en el castillo de popa de los petroleros. Todos estamos implicados en este desastre. En cada uno de nosotros hallamos cierto grado de culpa si analizamos, que aspectos cotidianos de nuestra vida como encender la luz o desplazarnos al mercado dependen del petróleo; es la consecuencia de circular por la delgada línea roja de la muerte, cuando los intereses económicos, los anteponemos a la conservación de nuestro entorno.

Pero son ellos, aquellos que decidieron sentar su vida junto al mar, los que sufren como nadie este bombardeo sobre su medio ecológico, que a su vez es económico. Algunos podrán elegir otro lugar donde vivir, pero la mayoría son como aves embadurnadas de petróleo, que si no quieren morir, deberán buscar nuevos lugares y aprender nuevos oficios.

Los Corsarios también navegan por el interior del país a la caza de proyectos inyectados de apoyo público y eluden autorizaciones administrativas que condicionen y garanticen la prevención sobre el impacto de su actividad. En nuestras Comarcas surgen Piscifactorías en los lugares más emblemáticos de nuestros ríos; se perfora el suelo con explotaciones mineras de carbón, arcilla, losas de caliza, etc., cuando estos precisan medidas para recuperar su sustrato vegetal; surgen chimeneas que lanzan humos con componentes ácidos, dañinos para el hombre y para los bosques. Es el triunfo de la ambición de un modelo socioeconómico, incapaz de reconocer que no tiene cabida un consumo sin límites en un medio donde los recursos son limitados.

Estamos embarcados con los bucaneros y no deberíamos olvidar, que ¿para qué queremos el oro, si tenemos el Mar?. Si somos inteligentes saltaremos del barco antes de que naufrague, para no perder el tacto de sentir las olas ó el frío del agua limpia.

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