Estos días el campo huele a paja. Su rastro cubre los caminos, mientras las cosechadoras se trasladan de un bancal a otro. El paisaje, hace unos días de espigas ondeando al viento, ahora se convierte en cañas de tallos de cereal recortadas al ras del suelo. Bancales con diferencias de colores, diferenciados unos de otros por la dirección del corte que realizó la maquina al trabajar. Campos en los que, a no muy tardar, comenzaran a entrar los rebaños de ovejas para aprovechar los restos, como antaño hacían las espigadoras. Olor que me lleva a mi infancia cuando se extendía la parva en la era del tío Francisco y comenzaba la trilla.
Aquellos años, quienes no trabajaban grandes extensiones, todavía segaban su bancal a mano utilizando la hoz, protegiéndose de su corte con la ayuda de la zoqueta, que cubría los dedos de la mano con la que se sujetaba los haces. Estos se juntaban en gavillas y se ataban con vencejos de centeno guardados del año anterior. Bastaban unas cuantas cargas en el carro para llevar toda la cosecha a la era, que días antes había que haber barrido antes de comenzar las labores para separar el grano de la paja.
El trillo lo tiraba el macho romo de Francisco y la burra de su hermano Justo, mi abuelo. Para los animales también suponía un gran esfuerzo. Todo el día arrastraban el trillo, expuestos al altas temperaturas y a los rayos directos del sol que quema la piel; sudaban y el roce de los aparejos les producía rozaduras a pesar de la protección con colleras de lona rellenas de paja.
Nos juntábamos: vecinos que ayudaban en estas labores duras para terminarlas en pocas jornadas; viejos amigos que, recostados en la pared, disfrutaban de contacto con su pasado, porque ya en aquellos años habían llegado las trilladoras movidas con el motor del tractor y no eran muchos los que mantenían la tradición; y mozalbetes que convertíamos el trabajo en un juego en el que nos turnábamos para subir al trillo, pero sobre todo nos requerían para tirarnos sobre la paja dentro del pajar y apretarla para que cupiera toda. A lo largo del año, desde la puerta de la parte baja del pajar, se iría sacando en carretas para llevarla a renovar el lecho de la cuadra de los animales, también mezclada con el grano sería su alimento durante el largo invierno.
Los abuelos sentados en la sombra de la pared, junto al botijo que con agua fresca no podía faltar. Unos y otros portaban sombrero de paja, el mismo que durante años habían guardado para los trabajos de siega y trilla; lo conservaban año a año para estos días. Como la paja al aventarse, veían que la vida se les escapaba y participar en esta tradición les hacía recuperar vigor, quien sabe si para pasar un invierno más. A la mayoría sólo les acosaba la vejez, que te amortaja en vida. Algunos también alguna enfermedad, en aquellos años difícil de tratar, como la que debía tener un señor que suavizaba el dolor tomando puñados de bicarbonato con cada trago de agua. Colaboraban en actividades con poco esfuerzo, como cuando a la tarde tras aventar la paja y pasar por la criba el grano, este se medía con la barchilla, que además servía para ayudar a llenar los sacos donde se guardaba en el granero, en la parte alta de la casa.
Fuerte ola de calor con grandes temperaturas. El verano es tiempo para que se produzcan, son estas calores las que dejan a punto las cebadas, los trigos y las avenas para su recolección. Por la tarde se han formado tormentas con algún pequeño chubasco y el pronóstico para la próxima semana es que bajen las temperaturas y se generen fuertes tormentas, las de Agosto.
Los majuelos (Crataegus monogyna) se han recuperado de la defoliación de primavera producida por la larva de Aglaope infausta. Apenas queda rastro de los hilos de seda que tapizaban las ramas y ahora son hojas verdes las que visten los arbustos.
Durante la realización del transecto de hoy, han sido 279 ejemplares de 37 especies de mariposas las observadas en vuelo: Iphiclides podalirius, Papilio machaon, Colias alfacariensis, Colias croceus, Gonepteryx cleopatra, Gonepteryx rhamni, Pieris ergane, Pieris napi, Pieris rapae, Argynnis adippe, Argynnis aglaja, Argynnis pandora, Issoria lathonia, Melitaea didyma, Melitaea phoebe, Melanargia lachesis, Hipparchia Hermione, Hipparchia semele, Hipparchia statilinus, Chazara prieuri, Satyrus actaea, Arethusana arethusa, Brintesia circe, Maniola jurtina, Hyponephele lupinus, Hyponephele lycaon, Pyronia cecilia, Pyronia, Pyronia tithonus, Lampides boeticus, Celastrina argiolus, Lysandra albicans, Lysandra coridon, Polyommantus icarus, Polyommatus fabressei, Polyommatus thersites, Hesperia comma, Pyrgus cirsii. También se han observado ejemplares de Heterofidos: Zyganea sp. y Euplagia sp.