
Ernest García concluye su ensayo publicado en el año 2004 por Alianza Editorial, «Medio Ambiente y Sociedad. La civilización industria y los límites del Planeta«, con la cita del artículo de Pasolini en el diario Corriere della Sierra en 1975:
A inicios de los años sesenta, por la polución del aire y sobre todo en el campo por la contaminación de las aguas (los azules ríos y las balsas transparentes) empezaron a desaparecer las luciérnagas. El fenómeno fue fulminante y fulgurante. Al cabo de pocos años ya no había luciérnagas. (Ahora son un recuerdo, bastante desagarrador, del pasado, y un hombre viejo que tenga ese recuerdo no puede reconocerse a sí mismo de joven en los nuevos jóvenes y no puede tener las hermosas añoranzas de antaño).
Es «algo» que pasó hace unos diez años lo llamaré, pues «desaparición de las luciérnagas».
Pasolini 1975:131
El profesor Ernest García, añade: La necesidad de incorporar una dimensión ecológica a la comprensión de la sociedad contemporánea se hizo inaplazable desde el momento en que fue posible describir con sentido el antes y el después de un proceso de modernización tan convulso como el de la sociedad italiana con una sola frase alusiva al destino de un insecto.
La provincia de Teruel se enfrenta a ser inundada por proyectos de energía eólica y solar, que si se llevan a desarrollar en su totalidad significará un cambio en su paisaje de unas dimensiones desconocidas desde siglos.
Encabezamos esta entrada con una paisaje de las Hoyaltas y Castelfrio en la Sierra del Pobo en la provincia de Teruel. Este relieve es una continuación de la Sierra de Javalambre hacía el Norte. Hace unas décadas se instalaron 13 aerogeneradores en el entorno a Cabezo Alto -términos municipales de Formiche Alto y la Puebla de Valverde-. Ahora se presentan nuevos proyectos que ocuparan la Sierra desde Cabigordo hasta Sierra Costera, colindante con las parameras del Campo de Visiedo.Supone la instalación de casi treinta nuevos aerogeneradores con sus respectivas líneas de evacuación, subestacions eléctricas y otras infraestructuras necesarias para evacuar la energía eléctrica que produzcan, así como nuevas vías de acceso para trasladar los molinos a su punto de ubicación y su posterior mantenimiento cuando entren en funcionamiento..
Estas montañas tienen un perfil peculiar. Están desarboladas. La caliza aflora en la superficie y sobre ese suelo áspero y árido se desarrolla un matorral dominado por amplios pies de sabinas rastreras y enebros, en ocasiones rodeando a algún pie de pino silvestre residual o que al amparo de las chaparras ha encontrado el lugar donde erraizar la semilla que ha llevado el viento o ha diseminado un pajarillo con sus excreciones. Las umbrías permiten arraigar a pies de guillomos y diversos espinos como el rosal o el grosellero, que desciende hacía el río Alfambra hasta encontrarse con la masa de carrascal impenetrable. Ciñéndonos a las laderas orientadas al Este, son extensas parameras de moderada pendiente donde plantas aromáticas como la ajedrea, el tomillo y el espliego, acompañadas de gramíneas, permiten un hábitat muy favorable para un sin fin de aves esteparias. Al resguardo del viento que azota estas matas, que apenas levantan unos centímetros del suelo, vive el rocin, el sisón, el alcaraván, el cernícalo…. en los inviernos llegan los chorlitos carambolos. Pequeños mamíferos como las liebres, son vitales para alimentar a las águilas reales que tienen este territorio como área de caza. Son estas laderas de suave pendiente las que desaguan al río seco que desde El Pobo cruzando Ababuj atraviesa el valle hasta desembocar en el Alto Alfambra. Es precisamente la dureza de este sustrato calcáreo el que hace dar un largo rodeo al río Alfambra para abrirse camino en su trayecto hacía el Mediterráneo.
Para muchas personas es un paisaje que nunca han visitado. Son las montañas que ven desde su pueblo a las que nunca viajan pero que perciben como parte del escenario del lugar donde viven. Otros solo las frecuentan en sus días que salen al campo a desarrollar la actividad cinegética. Al igual que algunos naturalistas las visitan anualmente para comprobar el desarrollo de especies vegetales singulares como: el Erodium celtibericum, la eclosión de mariposas como la Parnassium apolo en las cumbres o la Erebia epistygne en las parameras. Más frecuentes son los ornitólogos que acuden en todas las estaciones para observar las aves esteparias del páramo.
Su pérdida supondrá la pérdida un cambio en su biodiversidad, sin conocer su capacidad de resiliencia tras el trauma. Supondrá también un hecho trascendental: se borrará la identidad de los pobladores que a lo largo de la historia han habitado en este territorio.
El impacto del hombre ha modelado estos paisajes desde tiempos tan lejanos, que resulta difícil concretar el momento cuando utilizando el fuego lo desforestó para desarrollar su ganadería y agricultura. Fueron cambios profundos generado a lo largo del tiempo que fueron asimilados por sus moradores.
El impacto actual supone la incorporación de estos elementos industriales en el paisaje. Se implantaran en poco tiempo originando un nuevo territorio irreconocible. Estos cambios, unidos a los que la actividad industrial de nuestro modelo socioeconómico impone al Planeta, generan una gran incertidumbre sobre su futuro.