Visitaba Lérida con mis hijos, que por cierto también ¡Existe!. Despues de pasar la tarde entre los muros de la inmensa Catedral me pidieron, sabiendo que otros muchos días del año no podrían acceder a la comida basura presentada llena de color por la publicidad de la televisión, comerse –más bien llevarse el regalo prometido- de una hamburguesa en uno de esos locales situados en las afueras de la ciudad donde se puede acceder y aparcar el coche. Un lugar de comida rápida para además de sus especiales; en cuanto a lo de barata, sabiendo la calidad-precio de las tradicionales bocaterias de jamón denominación origen de Teruel, habría que pensarlo. Mi precio, además de descargar la cartera, fueron diez minutos en la cola, junto a, curiosamente, multitud de extranjeros, -la Globalización es una realidad-. Aún no se como los aguante.
No se escuchaba de fondo era suave música que protagoniza el anuncio, tampoco conversaciones entre amigos. El sonido de fondo, era un monologo: –una especial con patatas fritas ¡por favor! -McMENU con Cocacola ¡Gracias!. No era un dialogo entre el camarero y el cliente. Eran la consigna dada por la Mutinacional a sus empleados, cuando entre ellos se dirigían en sus continúas comunicaciones de nuevos pedidos con lo que sacar adelante el negocio.
Desconozco el grado de satisfacción en el trabajo de esos muchachos. Pero esa actitud forzada de cortesía durante toda la jornada laboral, en cada palabra dirigida al compañero, me haría justificar que al acabar el trabajo pisoteen su bonito uniforme laboral. También es de razón reconocerles la capacidad de contención para no descargar en el prójimo tanta emoción contenida durante la jornada laboral.